Capítulo 31

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-KIM- 

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-KIM- 

La estancia estaba resultando ser una experiencia maravillosa y tenía por sentado que por mucho tiempo que pasara, cada vez que pensara en los días pasados, volvería a sentirme del mismo modo en el que me sentí cuando viví aquellos instantes inolvidables. 

Sin embargo, había algo en mí, que me hacía despertarme a media noche, y divagar por la habitación, mirando por la ventana hacia la infinidad de luces que se extendían hasta más allá del horizonte. En aquellas noches de pensamientos perdidos, de sentir que aunque solo fuera por apenas unos días, era el tiempo en que más alejada había estado de mis padres, y sentía que me faltaban. Por otra parte, tenía a Sergio a unas puertas de habitación, desde donde me encontraba, y sentía un cosquilleo en el estómago cada vez que pensaba en él y hacía que quisiera acurrucarme a su lado, para escuchar lo que tuviera que contarme, al mismo tiempo en que las horas iban pasando, y parecían no tener fin las sonrisas tras la penumbra en la que se sumía la habitación.

Una noche, vencida por la falta de sueño, me levanté de la cama y dejándome llevar por impulsos me dirigí hasta la habitación de Sergio. Me detuve a algunos pasos antes de llegar a la puerta, sentía una especie de nerviosismo en mí cada vez que pensaba en Sergio, y sabía que en algún momento todas las emociones que teníamos, debían ir más allá de unos besos que aunque equivalían a centenares de mundos pero que no demostraban todo lo que albergaban nuestros corazones.
Al entrar en su habitación me sorprendí al encontrarle girado hacia la ventana, observando las luces de la ciudad, tal y como yo solía hacer durante las noches en las que sentía que los pensamientos se agolpaban en mi mente.

Pensé en que quizás no era una buena idea estar allí y estuve por cerrar la puerta detrás de mí cuando la voz apagada de Sergio me sorprendió.

-¿Tú tampoco tienes sueño?-Preguntó en una voz apenas audible, y en medio de toda la oscuridad adiviné sus ojos brillantes y sonreí para avanzar algunos pasos en su dirección.

-En realidad estaba pensando en ti, bueno... En nosotros.-Confesé y me miró asintiendo con la cabeza.

-Yo también he pensado mucho en ti, porque cada vez que sé que estamos cerca, siento que me gustaría aún tenerte más cerca. No me malinterpretes, es como si cada vez que te veo, quisiera abrazarte para que nunca te fueras de mi lado.

Quizás fue el tono de sus palabras, o las emociones que se escondían detrás de ellas, lo que en el conjunto de la situación me enterneció en lo más profundo de mi ser. Al menos no era yo sólo quien pasaba las noches en vela, pensando que a escasos metros de mí se encontraba la persona a quien amaba.

Con un gesto me indicó que me sentara en la cama y así lo hice, le miré brevemente y era como si con apenas una mirada, pareciese que nos habláramos más allá de las palabras.

-El viaje está resultando ser increíble...-Comencé a decir, para llenar el espacio que era ocupado por el silencio.

-Así es, pero creo que es más mágico porque estamos juntos en el viaje... Te amo, preciosa.-Dijo mientras me abrazaba y sentía que con aquel simple gesto, ya no podía pedir nada más.

Entre números y letrasWhere stories live. Discover now