Sexto Escalón

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Sentí como si me estuviesen taladrando la cabeza, tenía un horrible dolor y desperté a causa de ello. Al abrir mis ojos todo estaba en penumbras, apenas veía nada, ¿era de noche aún? Me levanté sujetando mi cabeza; dudaba que por el dolor llegara a caerse. Corrí las cortinas y levanté la persiana, escondiendo mis ojos con el brazo por la claridad del día.

Me quedó bastante claro que es de día.

Volví a cerrarla, lo único que conseguía era empeorar mi dolor de cabeza. ¿Por qué me dolía tanto? ¿Acaso estuve pegándome chocazos contra la pared?, cosa que no me sorprende, pero... no recuerdo hacerlo, de hecho, no recuerdo nada.

Oh, espera...

Nuevamente subí la persiana y me di cuenta que no es el mismo paisaje que solía ver por mi ventana. ¿Han movido el edificio?

— Al fin despiertas —me giré asustado y vi a mi vecino de enfrente asomado por la puerta.

— ¿Qué haces tú aquí? ¡Fuera de mi casa! ¿Quién te dejó entrar?, seguro que mi madre. ¡¡Mamá!!

— ¿Cómo puedes gritar con ese dolor de cabeza que debes de tener?

— ¡¿Cómo sabes que me duele la cabeza?! —llevé mis manos a la nombrada, asombrado ante la adivinación del pelirrojo.

— Según tú, el enanito estaba picando y me imagino que aún debes tener un horrible dolor —terminó de abrir la puerta.

Camiseta blanca de tirantes que dejaban ver todos los músculos de sus brazos... sí, eso es lo que vi cuando terminó de abrir la puerta. Menudas confianzas tenía, vestir así por la casa de otro. ¡¿Y por qué no puedo dejar de mirarlo?!

JungKook, espabila, que se te ha metido en la casa un intruso.

— Será mejor que te vayas a tu casa.

— No puedo —comenzó a reírse—, ya estoy en mi casa.

— ¿Qué? —señaló con la mano al rededor de la habitación.

Ahora que la miro, era una habitación diferente. Las cortinas eran naranjas y no azules como las mías, los muebles tenían un color marrón oscuro y los míos eran claros, había una alfombra; muy fea, por cierto, a mis pies que evidentemente no era mía. La sábanas eran blancas con rayas grises, cuando las mías eran de conejitos...

Y entonces me di cuenta de que me había secuestrado.

— ¿Qué quieres hacerme? —me abracé a mí mismo.

— ¿Cómo? —enarcó una ceja.

— No te hice nada para que me secuestres, de hecho, fui bueno contigo.

— Secuestr-... —rió a carcajadas, pero eso sólo consiguió  asustarme más.

Pasó su mano por su pelo, echándolo hacia atrás y empezó a acercarse, yo retrocedí varios pasos mientras que él seguía andando lentamente hacia mí. Terminé por chocar con la ventana, al no tener más espacio para huir, me quedé estático, pensando en alguna forma de librarme de mi secuestrador y salir huyendo hacia mi casa.

Pero mientras pensaba en las múltiples posibilidades que podría tener de huir, ya lo tenía pegado a mí.

— Aléjate —puse mis manos cerca de su pecho, pero sin tocarlo—. Si te acercas más, gritaré —lo amenacé, pero él sólo seguía sonriendo.

— Simio, desconocido, acosador, secuestrador... —ladeó su cabeza— ¿Qué será lo siguiente? No creo haberte tratado tan mal como para que me digas cosas tan feas..., ¿no? —puso su mano en mi cabeza, pero no la aparté, no, no la aparté, en cambio me quedé anonadado mirando su rostro, con esos ojos tan pequeños y que se me hacían difíciles de ver por tener una bonita sonrisa en su rostro...

Sólo Vecinos [JiKook]Where stories live. Discover now