CAPÍTULO 15

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Por suerte estoy muy borracha, porque sé que lo que me espera con Harry no será nada agradable de ver ni escuchar. Tiene una mirada de asesino que creo que Álvaro ha comenzado a temblar.

Oh si chico, mi guardaespaldas es aterrador.

Harry camina de prisa sin esperar a que lleguemos a él. Su cuerpo choca contra el mío, con enfado sus brazos me toman y Álvaro deja de sostenerme. Noto como ambos hombres se miran detenidamente y yo como si estuviese ajena me echo a reír por la tensión en el ambiente.

Harry me observa sorprendido y yo sin dejar de reírme lo miro directamente a sus bellos ojos verdes.

—Uff estás muy furioso—digo tiernamente como si fuera una niña intentando ocultar su culpabilidad.

Quizás así deje de estar molesto conmigo.

Harry no dice nada, suspira pesadamente y vuelve a dirigir su mirada hacia Álvaro.

—Ya hablaremos tú y yo luego—le dice.

Álvaro solo baja la mirada y asiente aceptando las palabras de Harry. Creo que siento pena por él, yo soy la jefa y por mi culpa ahora sentirá el peso de la rabia de este hombre que me lleva en brazos. Apenas me sienta mejor lo salvaré.

Harry da media vuelta y comienza a caminar hacia el interior de la casa, mi cabeza pesa mucho y apenas puedo mantenerla levantada, así que  me recuesto sobre su pecho, me atrevo a cerrar los ojos y es lo peor que puedo hacer, el sueño me invade y ni siquiera tengo fuerzas para volverlos a abrir.


***


Me despierto ahogada del calor, estoy sudando y noto que ya está amaneciendo, la luz del sol se cuela por las ventanas y me remuevo incomoda en mi lugar. El brazo de Harry me envuelve pegándome a él por completo, su cabeza con su larga cabellera descansa sobre mi pecho y su pierna derecha cubre las mías.

No puedo moverme, estoy acorralada, si tan siquiera levantara un brazo solo conseguiría despertarlo, pero me estoy ahogando del calor, el sudor lo siento en mi cuello y creo que si no tomo algo de aire moriré asfixiada.

Harry pesa demasiado, no hay mucho que hacer contra él, es musculoso y grande, y encima, está agarrado a mí como si fuera un objeto al que no quiere que roben.

Con mucho cuidado y paciencia levanto su mano de mi cuerpo, me deslizo con lentitud, pero solo he conseguido sacar mi torso, apoyo mis manos en el suelo y mis piernas siguen atrapadas en la cama bajo las suyas. De un segundo a otro Harry se voltea dormido hacia el otro lado, así que mis piernas quedan liberadas y puedo levantarme por completo.

Mi cabeza duele como mil demonios consumiéndome, mis ojos pesan y todo mi cuerpo se siente adormilado. Veo que sigo con la misma ropa de ayer y los episodios vienen a mi mente.

Harry, sus duras palabras, Álvaro, los socios de Argentina, el bar DEVORA, la infinidad de copas que tomé, yo siendo cargada por Álvaro, yo siendo cargada por Harry y...listo, es todo lo que recuerdo.

Miro al chico dormido en mi cama, admiro lo hermoso que es, reprimo los deseos de tocarlo y apoyar mi mejilla en su ancha espalda. Se ve tan relajado cuando duerme, su ceño no está fruncido, su rizado cabello está esparcido por la almohada, inclusive veo a ese niño que alguna vez conocí, completamente indefenso y carente de amor, en mi interior los papeles se invierten, desearía poder ser yo quien lo cuide. Pero, al alejar esos pensamientos, mi mente se nubla y oscurece, solo veo a Diablo, el mismo chico que me dejó abandonada ayer, que me rechazó, que me dejó desnuda y sola después de haber vivido mi segundo orgasmo, apenas en el comienzo del camino. Diablo, mi guardaespaldas, quien siempre me aleja, me acerca y me vuelve a alejar.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora