CAPÍTULO 39

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— ¿Cuánto falta?—pregunto por segunda vez mirando a la señora Thompson que sostiene la prueba de embarazo que recién me he hecho.

Ya me he comido todas las uñas de las manos y miro atenta a cualquier expresión generada en el rostro de la mujer delante de mí. Apenas haga un pequeño movimiento, sabré interpretarlo y podré saber el resultado antes que ella me lo diga.

Pero ahora mismo su expresión es la misma que la mía. Expectante a lo que sea que vaya a salir en ese palito tan raro que no quise ni saber cómo funciona.

— ¡Oh por Dios!—ella exclama tapándose su boca con una de sus manos.

Solo eso bastó para saber que la respuesta es afirmativa.

Estoy embarazada.

Por instinto llevé mis manos hasta mi vientre.

—Ángel...estás esperando un hijo de Diablo—habla mirándome y tiene un brillo especial en sus ojos a la vez que la comisura de sus labios se elevan en una sonrisa.

—No...no, no, no, no, no, no. Esto no me puede suceder a mí—hablo con urgencia mientras me recuesto sobre el escritorio llevando mis manos hasta mi cabeza y negando en movimiento —no puedo tener un hijo del hombre que mató a mi padre.

—Hey—la señora Thompson se me acerca y coloca sus manos en mis hombros, agarrándome con fuerza y obligándome a mirarla—esa criatura no tiene la culpa de nada.

—Pero soy demasiado joven. Tengo una vida que no es apta para ningún niño, de hecho, no es buena para nadie. Estoy segura que sería una madre terrible...apenas si me preocupo por mí, ¿cómo lo haré con un bebé? Esto no puede ser más inconveniente, justo ahora que no quiero volver a ver a Diablo en mi vida, me entero que estoy embarazada de él—hablo sin parar y ya he comenzado a temblar.

—Tienes que calmarte. Entiendo tus preocupaciones pero no estás sola. Estoy segura que podrás ser una estupenda madre, cuidarás de la vida de ese pequeño como si fueses el depredador más peligroso de la tierra. Confía en ti, y en mí, porque estaré a tu lado.

Bajo mi cabeza y la dejo caer sobre el hombro de ella. Un largo suspiro sale de mis labios y latidos dolorosos arremeten en mi cabeza que está a punto de estallar.

*** 

El doctor Rodríguez llegará en media hora, le he pedido que traiga todo el equipo para que me haga un ultrasonido y poder ver a mi bebé por una pantalla y dictaminar que tiempo tengo.

Ya me he comido dos sándwiches, he tomado 1 vaso de leche y justo ahora estoy comiendo un pastel de manzana recién sacado del horno.

¡Madre mía que hambre tengo!

¿Será por la ansiedad o por el embarazo?

—Aún no me lo puedo creer—niega Clark sentado en el sofá con un vaso cargado de tequila.

Desde que le conté lo de mi embarazo parece un padre en shock. Debo admitir que me divierte un poco la situación, nunca antes lo había visto tan saturado.

—Bueno...en breve podrás verlo con tus propios ojos. ¿Puedo hablar contigo sobre algo?—me siento frente a él.

Clark suspira profundo y termina de beberse todo el contenido de su bebida. Desabrocha el primer botón de su camisa en un signo de buscar más aire.

—Ya sé de lo que quieres hablar...te contaré todo.

— ¿Es verdad?—pregunto haciendo referencia al hecho de que mi padre mató al de Diablo.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora