Capítulo 10

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~Capitulo 10~

-déjame ayudarte a levantarte- dijo Rapunzel

-no puedo

Mi jefe corrió hasta nosotros algo preocupado por lo que me había pasado. Sentía que iba a morirme, lose es un poco exagerado pero el dolor era insoportable. Los dos intentaron levantarme pero simplemente no quería.

-vamos Jack- dijo ella tomándome del brazo

Entre los dos me levantaron pero perdí el equilibrio y volví a caer en el suelo, parecía un niño pequeño haciendo berrinches. Pero después de varios intentos me levantaron y me sentaron en una silla.

-me duele, me duele mucho- dije soltando lagrimas

Rapunzel puso sus manos en mi rostro obligándome a mirarla

-vas a estar bien, te lo prometo

Esas palabras me calmaron un poco aunque solté un grito de dolor cuando mi jefe que parecía más bien mi amigo me quito el zapato moviéndome con cuidado el tobillo, casi me muero.

-dime ¿como paso?- dijo él poniéndome una venda con agua tibia

-ah...no lose, venia con las flores entrando por la entrada y me tropecé con algo, no supe con que- ahora me doy cuenta que tengo la voz muy sensible

-no te preocupes, te pondrás bien- dijo siguiéndome vendando

Me sorprendía que mi jefe era tan bueno y amable, nunca he visto que un jefe se preocupe por sus empleados, simplemente había tenido mucha suerte en encontrar a una persona tan agradable, puede que se convierta en mi amigo.

-¿te duele mucho?- preguntó la rubia

-como no tienes idea- respondí

-es un esguince, debes de tener cuidado y no moverte como mínimo en una semana- contestó mi jefe

Me quede viendo a Rapunzel, mientras ella miraba como me vendaban el pie. Me levantaron y me sentaron en un pequeño sofá que había en la oficina del jefe. Ella se quedo conmigo y por lo menos me sentía bien con su compañía.

-¿en donde vives Jack?- preguntó de repente

No se que responder, decirle que vivo en el polo norte y que mi padre es Santa Claus, probablemente no me crea.

-muy lejos de aquí

Ella me miro y le sonreí. Hasta que me entro la angustia de como voy a regresar a casa, no puedo volar ¡ni siquiera caminar!.

-¿que tan lejos?

-lo suficientemente lejos para llegar a mi casa

-bien, puedes quedarte en la mía

-ah yo diría que no, no te preocupes por mi- respondí

Pero ella siguió insistiendo hasta que tuve que aceptar. Pasaron las horas y mi jefe me dijo que me daba esta semana para faltar. Me pregunto ¿como le diré a mi familia lo que me ha pasado? De seguro mi padre se va a poner como loco por que no llego.

-¿y tu casa esta muy lejos?- pregunte temeroso

No creo poder caminar con este pie, espero este cerca.

-ah...no tanto, a unas ocho cuadras aproximadamente, mi casa esta algo ahilada de aquí, esta cerca del bosque, pero tranquilo tratare de que no camines mucho- dijo dándome una cálida sonrisa

Al llegar la tarde, la hora de salida del trabajo, salimos de ahí ya que el jefe tenía que ponerle llave, se despidió y deseo que me recuperara pronto, ya que en estos días no vendría. Esperamos un rato ahí afuera hasta que llego una chica pelirroja que había visto la otra vez, sonreí como suelo hacerlo de manera amable pero ella me ignoro, bueno no pasa nada, no a todos les puedes caer bien.

No hay espacio para los dos Where stories live. Discover now