Capítulo XXXVII: ¿Confías en mí?

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     El camión de Frank está aparcado en la playa, cerca de donde están esas ballenas encalladas. Hay algunas gaviotas igualmente muertas sobre la arena. Y si miro hacia el horizonte, a pesar de que no haya nada relevante allí, puedo imaginar a ese gigantesco tornado avanzando hacia la ciudad. La electricidad ya se siente en el aire. Y el hecho de que Chloe oculte el arma en la parte trasera de sus pantalones antes de buscar el dinero para pagarle a Frank me hace sentir escalofríos. Creo que ahora sólo podré pensar en Kate cada vez que vea un arma.

— ¿Cuál es el plan? —me pregunta Chloe.

No mataremos a nadie. Eso está decidido.

—Le pagarás a Frank lo que le debes. Y cuando tengas su atención, hablaremos con él sobre lo que sabemos hasta ahora,

— ¿Te refieres a las ecografías?

—No. Me refiero a lo que encontramos en la oficina de Wells.

— ¿Eso de qué serviría?

—Tal vez Frank pueda ayudarnos a darle un sentido a toda esa información críptica. Y si no puede hacerlo, al menos podríamos asegurarnos de que nos ayude a descubrir lo que está sucediendo.

—De acuerdo. Andando.

Ambas bajamos del auto y caminamos directamente hacia el camión de Frank, del que brota el sonido del amortiguado ladrido de un perro. Chloe comparte conmigo una mirada de complicidad antes de llamar a la puerta del camión. Frank aparece al instante, mirándonos con auténtico desprecio.

Esto no será fácil.

—Vaya, vaya... Pero si son las gemelas fantásticas. ¿Qué es lo que quieren?

No estoy segura de si esa actitud se refiere a que él sabe que hemos entrado a registrar su camión, o si acaso es su humor habitual.

Chloe duda en un primer momento, pero termina por aceptar que debe entregar el dinero. Frank lo toma de forma dudosa y se dispone a contar cada billete

—Impresionante —concede él—. Por un momento creí que tendría que recurrir a otros métodos para hacer que me pagaras.

—Soy una mujer de palabra —alardea Chloe—. Ahora estamos a mano.

—No, en realidad. Pero esto es un buen comienzo.

—Y ahora que tengo que atención, Frank... Hay algo que Max y yo queremos decirte.

Directa y poco sutil.

Esa es Chloe.

— ¿Cuánto quieres? —pregunta él.

—No queremos drogas —responde Chloe cruzándose de brazos—. Tenemos que preguntarte un par de cosas.

Frank se toma un minuto entero para considerar su respuesta.

— ¿Y por qué querría contestarles? Ya saben suficiente sobre mí, ¿o no?

—Esto no se trata de ti, Frank —intervengo—. Necesitamos tu ayuda.

—Pues yo no quiero ayudar a Chloe. Ya me ha causado bastantes problemas. Y tú intentaste dispararme, ¿lo olvidas?

—Oye, déjala tranquila —espeta Chloe con violencia, asegurándose de que Frank deje de avanzar hacia mí—. Ella no te habría intentado disparar si tú fueses menos impulsivo.

—Sea como sea, no quiero saber nada de ustedes. Salgan de mi vista.

—Frank, por favor —le digo tomándolo por el brazo para detenerlo antes de que él se oculte en su camión—. Es sobre Rachel.

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