1-El muchacho que escapó

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El rubio lo mira de pies a cabeza antes de sonreír. Aquel muchacho ha caminado durante una hora con una chica en su espalda y dos pesados bolsos en sus manos, y poco le importa estar siendo observado de esa manera tan indiscreta.

-Hola. Rood Donnati, ¿no? -le pregunta y él asiente. La sonrisa del rubio se hace más amplia-. Tu hermana llamó esta mañana para avisarnos que llegarías antes. Soy Julián Arandia, el hermano menor de la dueña de la Estación Solar, y es un placer conocerte.

-Igualmente -el muchacho quiere evitar hablar mucho hasta que el acento español se le quite, cosa que tal vez sería complicada después de varios años allí.

El rubio se hace a un lado para dejarlo pasar.

-Adelante. ¿Necesitas ayuda? -Rood niega. Él suspira-. Bien, hoy es día de nuevos residentes. Esto ocurre cada tres años, llegan de tres a cinco nuevos para ocupar apartamentos que quedaron vacíos en el transcurso de esos años y...¿de verdad no necesitas ayuda? Eso se ve muy pesado, no me importa coger los bolsos.

Rood se rinde y le pasa uno, pero el muchacho le arrebata ambos y empieza a caminar por el largo pasillo.

La residencia es peculiar. En la entrada tiene dos largos pasillos, uno que va a la izquierda y otro al frente, y ambos tienen una pared de cristal que deja ver un precioso jardín interno.

A Rood le parece divisar una figura allí, en una de las bancas de piedra junto a los rosales, pero no le da importancia y sigue a Julián por las escaleras al segundo piso.

Una vez que han llegado a las puertas de madera con las placas "29" y "30", Rood se sacude un poco.

-¡Mía! -la llama- ¡despierta, Mía, ya llegamos!

La chica sobre su espalda se despereza con tranquilidad y da un vistazo a su alrededor.

-Que lindo lugar -comenta, calmada, se baja de la espalda de su amigo y planta un beso de buenos días (aunque estén a mitad de tarde) en su mejilla.

-¿Mía...Sauce? -quiere comprobar Julián. Ella asiente eufórica y le sonríe.

Mía es una chica de diecinueve años que podría parecer muchas cosas, menos adulta; es de bajita estatura y complexión delgada, su tez es blanca, sus rizos castaños claros le llegan a las caderas, sus facciones son muy finas y sus pómulos están repletos de pecas diminutas pero notorias. Anudado a su hábito de vestir suéteres de la talla de Rood y pantalones sueltos, o el de usar gorritos de lana cuando el día está aunque sea un poco fresco, sólo la hacen ver más joven.

-La 29 puede ser para Rood, la 30 para Mía, si les parece bien -comentó, dejando los bolsos en el suelo para entregarles sus llaves. Ellos asienten-. El aire acondicionado puede encenderse todo el día durante el verano, pero tiene un límite de catorce horas el resto del año a menos que sea demasiado caluroso. La calefacción puede ser usada a cualquier hora en invierno u otoño. El agua caliente se pone de cuatro de la tarde a ocho de la mañana, a menos que sea invierno -les explica con severidad-. Las paredes fueron remodeladas hace un año para que los sonidos no salgan del apartamento, se reciben visitas a cualquier hora siempre y cuando se mantengan dentro y no molesten a los demás residentes -él duda antes continuar:-. Cada residente tiene un espacio en el jardín interno, pueden usarlo a su gusto. Creo que eso es todo por ahora. Mi hermana mayor siempre está en su apartamento, en el piso de abajo, y yo suelo pasarme dos veces al día, mi hermana menor no viene tan seguido, pero no duden en buscarnos si ocurre...

-¡Juli! -escuchan un grito. El rubio se gira con lentitud.

Una puerta más allá, en el apartamento 27, está parado un muchacho con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-Rood -ella se acerca a su oído mientras ven que Julián camina hacia el muchacho y este parece reclamarle algo-, soy yo que sigo dormida, ¿o es que ese muchacho de verdad tiene el cabello rosa?

-No, estoy muy seguro de que es rosa intenso -afirmó y ella suspiró aliviada.

-Creí que había enloquecido -dice y suelta una risita nerviosa. Se detiene al ver que el muchacho los está mirando fijamente, parece que le pregunta algo a Julián y él asiente, antes de girarse hacia ellos.

-Alex quiere saludarlos -les avisa, haciendo una seña para que se acerquen.

-¡Bienvenidos! -dice él, agitando su mano con euforia y esbozando una amplia sonrisa al ver que ellos se acercan-. Soy Alex Terán. Comparto el apartamento con mi mellizo, pueden buscarnos en caso de cualquier problema.

Alex es un muchacho alto y delgado, de unos veinte años; tiene la tez morena, el lacio cabello de un color rosa intenso, unos ojos del tono más puro de dorado y en el lado izquierdo de su labio inferior tiene un piercing. Cuando ladea su cabeza, se le notan los otros dos piercing en la oreja derecha, y cuando estrecha sus manos, le ven las uñas pintadas de negro y el brazalete de eslabones en la muñeca izquierda.

-¿Tu mellizo también tiene el cabello rosa? -curiosea Mía.

-Oh no, él es muy...discreto en comparación a mí -asegura y luego deja de sonreír-. No tiene amigos, así que me gustaría que intentarán acercarse a él. Es un buen muchacho, de verdad.

-¿Por qué no tiene amigos? -pregunta Rood, frunciendo el ceño.

-No confía en los demás -contesta con simpleza y se encoje de hombros, antes de volverse hacia Julián-. ¿Y bien...? Dijiste que no podías porque ibas a salir con Elías, ¿no deberías irte ya?

El rubio pareció sorprenderse de que lo dijera con tanta naturalidad. Miró de reojo a Rood y Mía, y asintió.

-Es verdad -dijo, al tiempo que sus mejillas se tornaban algo rojas-. Hasta luego.

En ese momento, se marchó corriendo escaleras abajo.

Al desaparecer de su campo de visión, Alex soltó una risita.

-Creo que yo también debería irme, mi hermano ha estado desaparecido desde anoche -explica-. Prometo que mi hermano y yo les daremos una bienvenida de forma apropiada apenas sepa dónde se ha metido ahora -y tras dedicarles un guiño, se marchó también.

-Eso fue extraño -comentó Mía, agachándose para coger uno de los bolsos. Rood asiente y coge el otro.

-No parecen malas personas...

-No, es verdad -ella suelta un bufido al tener la llave de su apartamento en sus manos-. ¿Por qué no podemos compartir apartamento de nuevo? No te importó cuando estábamos en Madrid.

-Eso es porque era un adolescente despistado. Ahora -aseguró-, necesito mi espacio.

Ella arrugó su nariz.

-Eso suena a noches de alcohol, sexo y drogas sin alguien que te mantenga bajo control.

-Sin las drogas, Mía -le recuerda, abriendo la puerta-. Déjame que me de una ducha y me cambie, te ayudaré a desempacar, ¿está bien?

Ella asintió y le sonrió.

-Rood -lo llamó al ver que entraba al apartamento. Él no se giró-, te quiero.

-También te quiero -contestó él.

Taraaaaaaan~ primer capítulo, presentando a Rood y Mía, con la aparición especial de Julián, de "Siempre ", y Alex, mi futuro personaje favorito 7u7 (?)

Amargura [AYOA#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora