20

77.4K 11K 2.9K
                                    

Aún siento las lágrimas correr en mi cara después de ese sueño. También se sintió real, tan real. No parecía un sueño. Parecía un recuerdo muy especial del pasado. No sé en que parte de mi pasado. Ahí sólo hay cosas horribles, sangre y yo comiendo carne humana, como la tuya. Pero no hay cosas como esas. Amor, o nosotros haciéndolo.

Tenemos que parar. 

La hora de despedirse llegó. Hay que decir adiós.

Fui a verte, intenté llamar tu atención pero para colmo de mi paciencia estabas ebrio hasta por los pies. Tú siempre demostraste ser maduro e inteligente. ¿Qué es esto? Eres un tonto.

Entonces vamos hacerlo a la mala.
En un sueño.

Te traje al mundo onírico, o mejor dicho traje tu alma conmigo. En el sueño quería estar en un lindo parque, pero no sé porque uno en especial se me apareció por la mente justo ahí. Parecía ser el del sueño.

—¿Y-yoongi? —preguntaste una vez dentro del sueño y tu embriaguez estuvo afuera del sueño—¿Qué haces?

—Te traje a un sueño, Jimin —te miré enojado, poniendo mi cabeza como cuando me enojaba en mis sueños—. Bebiste mucho, idiota irresponsable.

—¿De qué hablas? —gritaste— ¡Tú ya no estás conmigo y ya no tengo nada porque cuidarme!

Le di un leve golpe a tu cabeza.

—¡Idiota! —le grité de vuelta —¡Tienes a ese chico, que te quiere y puede cuidarte tal y como yo lo hago!

Negaste. Tus ojos se volvieron acuosos y brillaban por la amenaza del agua saliendo.

—Éramos nosotros y ese rollito de canela —y el agua salió, rompiendo en un llanto agitado—. ¡Si no éramos nosotros, nadie sería!

¿Que acaba de decir?

—¿¡No recuerdas esa pelea del chico de la cafetería!? —lloraste más.

—S-sí... lo recuerdo.

Eso creía. Los recuerdos aún parecían ajenos a mí.

—¡Tú eres el idiota! —respondiste enojadísimo.

—Jimin —murmuré suspirando pesadamente—. Todo eso ya pasó. 

Me miraste con un extraño odio.

—¿Y si yo no quiero que te vayas?

Qué tonto eres, Jimin.

—Abre los ojos, Jim—grité desesperado. 

No me di cuenta que había empezado a llorar también

—¡Tú estás vivo! ¡Mírame a mí!

Sollozaste tragando tus lágrimas.

—Tienes que seguir con esta vida —murmuré, cuidando mis palabras—. Yo no puedo vivir sin ti y esto, —apunté a la situación en sí— no es tenerte. ¡Un puto sueño no es tenerte!

—Eres un idiota, Yoongi —diste un suspiro afligido. 

—Sólo quiero verte feliz. Esto te hace mal, tomar esa Ouija estuvo mal, no darle oportunidad a otro está mal —seguí hablando pero  más calmado—. Quizás él puede ser mejor que yo. Si te saca de este hoyo, será mejor que yo.

Negaste.

—Ya está decidido —declaré tiránicamente.

—Te odio, Yoon—susurraste con los labios apretados.

—Eso no es cierto, Jiminie —sonreí, acercándome a tu cuerpo tembloroso—. Siempre, Jim —te abracé, poniendo tu cabeza en mi torso como si te protegiera de algo, quizás de mí.

—Siempre —lloraste a través del dolor y me abrazaste fuerte.

Te quedaste ahí, disfrutando del momento y de la cruel despedida. Tanto como tú, quería llorar. Llorar hasta morir, hasta desaparecer, hasta formar un río e irme con él.

—Yoongi, ¿recuerdas ese día de la cafetería? —dijiste de pronto. Asentí, tocando tu cabello a la vez—. Yo estaba mal por otra cosa.

—Lo noté, pero no quise preguntar —reconocí—. ¿Por qué?

—Este sueño lo tuve ese día —contaste. 

Fruncí el ceño, busqué tu mirada y saliendo de la cómoda posición en la que nos encontrábamos. A veces la vida, el universo te pone de formas increíbles y extraordinarias. Después de todo lo que hemos pasado, nada me sorprende.

—¿En serio? —pregunté.

—Creí que era un sueño premonitor, que ibas a terminar conmigo —suspiré.

—Tontito —reímos.

—¿Cuánto duran los sueños?

—Ni idea —dije—. Me gustaría parar este momento, justo aquí —te miré y detuve el masaje en su pelo— Siempre.

Te mordiste los labios como medida para evitar llorar de nuevo. Te abracé más fuerte, lo que más pude casi al borde de asfixiarte.

—Te amo, Yoongi, siempre —lloraste en mi pecho, con furia y dolor.

Con miedo y amor. Con rencor y alivio. Con enojo y alegría.
Amándome y yo a ti siempre.

—Siempre, Jiminie —te dije también llorando, ambos llorábamos.

Entonces te dejé, porque no podía quedarme más o iba a cambiar de opinión. El dolor me consumía a grandes pedazos, hasta la muerte.

Pero yo, ya estaba muerto.

Y sin ti, sin tu calor, tu brillo y tu amor, era muerte otra vez.



KEEP ME FEAR ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora