·Sigo siendo un monstruo·

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Podía escuchar a Steve en mi espalda, siguiéndome. Pero ninguna palabra salía de mi boca, no tenía nada que decir. En cambio él, parecía tener una lucha interna con sus pensamientos, y me observaba con el ceño fruncido. Al entrar en el piso me senté en el suelo apoyando mi espalda en el sofá, sin saber qué hacer. Miré la mesita que se encontraba en frente, había muchas cosas desparramadas en ella pero hubo algo que me llamó la atención, el viejo cuaderno de bocetos de Rogers. Miré para comprobar que él no estaba cerca y lleno de curiosidad comencé a ojearlo.

 Miré para comprobar que él no estaba cerca y lleno de curiosidad comencé a ojearlo

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Miles de recuerdos se abrieron ante mí. Empecé a respirar entrecortadamente con cada dibujo nuevo que veía. La mayoría eran míos, yo sonriendo, en la feria, vestido con el uniforme militar, durmiendo... Empecé a recordar momentos, y oía la voz de Steve en todos ellos.

-Bucky! Está nevando!-

-Ven a vivir conmigo.-

-Sabes que no tienes que pasar por esto solo.-

-Lo sé.-

-Estate quieto sino no podré dibujarte bien.-

-Pero si te sabes mi rostro de memoria de tanto tiempo que pasamos juntos!-

-Punk.-

-Idiota.-

-Te quiero Bucky.-

-Te necesito.-

-Capitán Barnes a su disposición.-

-Prometeme que estarás bien, que no te meterás en ningún lío mientras yo no esté.-

-Pensé que estabas muerto.-

-Pensé que eras más pequeño.-

-Hasta el final de la línea.-

-Bucky?

-Quién demonios es bucky?.-

-Ese hombre del puente... Yo lo conocía.-

Escuché a lo lejos la voz de Steve llamándome, pero esta vez en el presente, aunque yo estaba muy lejos. 

-Bucky? Te encuentras bien?.- Estaba de rodillas a mi lado, sujetando mi rostro entre sus manos, como ayer cuando me encontró.

Asentí confuso y aturdido por el cúmulo de recuerdos que se agolpaban en mi mente.

Resopló mientras me arrebataba su cuaderno, intentando que no viese los más recientes pero falló. Me aparté y pasé las páginas rápidamente. Era yo en todos, pero como el soldado de invierno, otro de su madre, y de vuelta todos eran míos. El último tenía la fecha de ayer, y era yo durmiendo. Sonreí automáticamente, devolviéndole el objeto. Refunfuñó mientras se tumbaba en el sofá y se ponía a dibujar en una nueva página.

Yo seguía mirando al infinito, jugueteando mecánicamente con mis dedos. Todos aquellos recuerdos me habían dejado en un estado de semi consciencia, como si estuviese drogado.

We were soldiers {Stucky}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora