20.

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JESSE

Un ruido de una puerta cerrarse abruptamente hace que despierte.

Lavina está acurrucada a mi lado, anoche no se con exactitud a que hora caímos dormidos, pero luego de la magnífica noche puedo decir que después de tanto tiempo pude dormir como corresponde, no hubo pesadillas por una vez y eso es gracias a ella.

Me quedo mirándola por unos segundos, tenía su frente arrugada y tomaba con fuerza mi mano, no quería despertarla pero era momento de partir.

La sacudí lentamente.

—Lavandina.

Ella se quejó y se volteó dándome la espalda. Nuevamente la sacudí.

—Es hora de despertar, tenemos que volver.

—Por favor, cállate—dijo con voz ronca—no te atrevas a despertarme, no me hagas odiarte.

—No me hagas tirarte del sillón—amenace acariciando su cabello—tenemos que irnos, puede que el dueño aparezca en cualquier momento y no creo que le agrade ver que estamos invadiendo su propiedad.

A tal mención se sentó en el sillón, se dio vuelta para mirarme y de la nada se sonrojo.

—Hola.

No pude evitar sonreír.

—Hola, ¿Te sientes bien?

—Si, estoy perfecta—curvó una pequeña sonrisa.

Sus ojos verdes están brillosos y puede que en estos momentos esté pareciendo un loco mirándola fijo, pero sus ojos son mis favoritos.

Bese su frente.

—Fue la mejor noche de mi vida, gracias por eso.

—La mía también, gracias—se aclaró la garganta— Creo que deberíamos ponernos en marcha. Seguramente todos deben estar buscándonos, conociendo a mi tío habrá llamado a la policía y en estos momentos debo estar apareciendo en los periódicos o peor en todos los noticieros de Seattle.

Asentí.

No creo que estén buscándonos precisamente, en realidad Luke nunca me pidió que la buscara, como tampoco nunca nos perdimos, siempre supe cuál era el camino a casa, solo que todo fue un plan mío.

Dax me había llamado para contarme que se había quedado sola entonces aproveche la situación para estar un momento a solas con Lavina.

Recuerdo que una vez dije que la próxima vez que la viera no dejaría que se escape de mí, sé que al principio hice las cosas mal pero la quiero y por ella quiero hacer las cosas bien.

—¿Te puedo hacer una pregunta?— me coloque rápidamente mi remera.

Lavina ya estaba lista parada cerca de la puerta.

—Dime.

—¿Te arrepientes de lo que paso anoche? Sé sincera.

Suspiró profundamente.

—No, no lo hago. ¿Que hay de ti?

—Nunca me arrepiento de nada si tú estás involucrada en el asunto.

Lavina me sonrió y no pude evitar acercarme y besarla.

—¿En algún momento dejaste de amarme? A pesar de que no estábamos juntos...

Preguntó pero rápidamente le corte.

—Nunca dejaré de amarte.

—Yo tampoco— dijo saliendo, la seguí y sin decir nada nos subimos al auto.

Un Verano Desastroso [#CG2]Where stories live. Discover now