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Cerró la puerta de su cuarto con un ruido sordo.

Otro día de mierda más.

Con pesadez se lanzó sobre su cama, suspirando e intentando disipar el dolor que consumía todo su cuerpo, estaba muy tenso. No le importó que estuviera mojando su cama, tampoco le interesó el hecho de que había dejado un desastre en el piso de abajo, lo único que quería hacer era dormir, olvidar el puto mal día que había tenido y descansar.

A fuera el cielo estaba gris, truenos y relámpagos resaltaban en la fuerte tormenta que se estaba desatando en la siempre fría ciudad de Doncaster.
Louis había caminado desde el colegio ya que no tenía auto (aparentemente era muy irresponsable para tener uno, según sus padres).

Mientras la ciudad reflejaba su estado de ánimo, el se levantó para ir al baño, ducharse y, si tenía suerte, que los truenos hagan los gritos de sus padres un poco menos audibles.

Louis cursaba su último año en la escuela.

Por segunda vez.

No le iba bien, aún si lo estaba repitiendo. Fue la razón por la cual lo hizo.
El año anterior asistió a menos clases de las necesarias, no estudiaba, se pasaba de fiesta en fiesta y en estas buscaba aliviarse consumiendo alcohol y en muchas ocasiones, drogas. aunque éstas últimas nunca llegaron a agradarle por completo.

Sus padres lo confrontaron pero él ya sabía de memoria lo que le dirían, siempre era lo mismo.
Cuando recibió la noticia de que repetiría el año, no lo sorprendió. Más bien le sorprendió el hecho de que lo dejaran volver, él pensaba que lo expulsarían.

Aún así no mejora. El estudio no es lo suyo, Louis no es estúpido, sabe que lo necesita, pero no puede. Necesita motivación, pero lastimosamente es lo que menos recibe.

Sus padres no le dijeron nada cuando en lugar de irse a su graduación, Louis debía rendir exámenes para volver a ingresar al colegio. Sólo negaron con la cabeza y le dirigieron una mirada de decepción. Una mirada que Louis ya estaba acostumbrado.

El ojiazul salió de la ducha luego de media hora, luchó por dormir pero era difícil cuando lo único que estaba en su mente era el pensamiento del gran fracaso que era él mismo.

A Louis no le gustaba el colegio.
Para nada.

Cuando era pequeño tenía algunos amigos, pero estos, con el paso del tiempo, se alejaron.
En su temprana adolescencia empezó todo.
Cuando se mudó a la Secundaria Riverside.
Era el chico nuevo, y como era de esperarse, el nuevo centro de burlas y de atención.

Louis no era violento, no sabía cómo defenderse. Entonces cuando los chicos ofendían ya sea su forma de vestir, caminar, hablar o el peinado que llevaba, Louis sólo quedaba atrapado en medio de un muro con los chicos rodeándolo y él dejándose. Sin oportunidad de escapar.

No fue sino en su segundo año de secundaria cuando recibió su primer golpe.
Fue en el almuerzo, el estaba en su mesa, solo.

Unos chicos vinieron y empezaron a molestarlo. Louis ya había tenido suficiente, entonces se puso de pie y empujó a uno de ellos. Mal error.
Los amigos del chico lo sujetaron y lo llevaron al patio donde lo golpearon. No fue muy grave pero aun así.

Luego de ese día lo empezaron a golpear seguido, sólo porque sí. Ya ni siquiera tenían una razón.
Pasó un año entero de golpes y ofensas. Eventualmente Louis tuvo suficiente, aguantó por 3 años pero ya no iba a seguir así.

Cuando terminó el noveno grado, a escondidas de sus padres empezó a ver a un grupo de chicos mayores que lo enseñaron a defenderse, y no de la mejor manera.
Cuando cumplió 16 él era alguien completamente distinto.
Vestía distinto, se comportaba distinto.

All the love  » l.s.Where stories live. Discover now