Dedicado a xLWTandHESx
Mientras caminaba por las calles, varios pensamientos rondaban su mente. Entre ellos el que a pesar de todo, él no odiaba a sus padres. Entendía su frustración ya que hasta él estaba frustrado de sí mismo. También pensaba en que nadie lo buscaría, y aunque el dijera que no le importara, en realidad la soledad lo quemaba vivo.
Eran las 10 de la noche y el frío calaba sus huesos mientras caminaba hacia la estación de tren.
Decidió ir en tren hasta Sheffield
y de ahí vería a dónde ir. No quería estar cerca pero tampoco alejarse demasiado.
Tenía suficiente dinero que había conseguido en su ex trabajo en una tienda de esas parecidas a Hollister, y seguro encontraría un trabajo por allí para continuar con un monto considerable.
A decir verdad, si esto no resultaba, estaría cagado.
No tenía amigos para pedirles hospedaje por un tiempo, tampoco otro lugar donde ir.
Cruzaba los dedos por que todo saliera como planeaba.
Muchas veces desde hace un par de años había cruzado por su mente la idea de dejar su casa y escapar. No era la idea más linda y sana pero su vida no era ni linda ni sana así que qué más da.
Cuando entró a la estación primeramente fue al baño, allí sacó todo lo que tenía en sus bolsillos para volver a verificar que todo estuviera bien. Dejó el dinero que usaría para comprar el pasaje, y lo demás lo volvió a guardar. Vio que su celular tenía carga completa y guardó su cargador al fondo de su mochila. Su auricular lo puso en el bolsillo de su chaqueta y así salió del baño.
De lo único que le serviría su celular era para escuchar música, jugar uno que otro juego y quizás ver una película. Nada más. No le enviaría un mensaje a nadie y dudaba que reciba uno, tampoco llamaría a nadie y estaba seguro que nadie lo llamaría a él. Dudaba incluso tener otros contactos además que el de sus padres.
Mientras esperaba a que su pasaje estuviera listo, se fijó en las personas a su alrededor.
Para ser de noche un martes, había mucha gente.
Todos abrigados del frío que parecía nunca acabar. Muchos solo iban hacia las puertas que los llevarían a los trenes, otros estaban sentados esperando, y muchos otros sonriendo o por lo contrario incluso llorando. Era parecida a la escena que uno vería en un aeropuerto. Lo cierto es que son escenarios iguales pero a la vez muy diferentes. Ambos tienen como sinónimo la palabra viaje, que a la vez lo relacionamos con dejar, y dejar, muchas veces, implica tristeza.
La señora detrás de la ventanilla interrumpió los pensamientos de Louis al llamarlo para entregarle el ticket. El lo recibió y dio un rápido agradecimiento.
Vestía un jean negro ajustado, una sudadera negra y encima una chaqueta de cuero, con unas zapatillas adidas.
Estaba bastante decente, por lo cual se preguntó por qué la gente lo miraba con aparente tristeza.
Quizás por su propia cara. Reflejaba angustia, a pesar de su ceño fruncido y apariencia dura. Si parabas a verlo, sus ojos azules te congelarían en un instante.
Louis suspiró, escuchó la voz anunciando que el tren se iría en 10 minutos y que todos debían abordar ya.
Se levantó y cerrando los ojos, rogó a que por esta vez, la vida no sea tan perra.
...
Desde pequeño, la vida había sido dura para Louis.
En su familia, recordaba que habían días en los que cuando iba al centro comercial con su mamá, él veía muchos juguetes y cuando se los pedía a su madre, ella casi siempre se miraba triste y le decía suavemente "hoy no,la próxima". Pero la próxima vez era igual, y la siguiente también. Él no lo entendía, hasta que cumplió los 12 años y se mudaron de ciudad.
Se dio cuenta que allí todo era mas elegante que su ciudad anterior, se dio cuenta que ahora tenía mejores ropas y su casa era más grande, su madre usaba más joyas y su padre había comprado un auto nuevo. Con la diferencia que ya no habían muchas sonrisas, ni abrazos y muy pocas veces se oían palabras cariñosas. Era como si lo que en un momento fue malo se haya ido, pero con ello, algo bueno desapareció.
