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El coro estaba recién comenzando el primer cántico cuando JungKook corrió a través de las escaleras, hacia el santuario. Cuando pudo notarlo, vio que el portero acababa de cerrar la puerta, y hubo una parte de él que se llenó de pánico, una sensación que ya se había acostumbrado a sentir.

Una mano se agarró a su muñeca, y TaeHyung se encontraba mirándolo atentamente junto a la pared, haciendo a JungKook bajar de las escaleras, con un travieso brillo en sus ojos, complementando la confusa mirada de JungKook, ya que el menor tenía sus dos cejas levantadas con curiosidad. Aunque, divertido. TaeHyung siempre tenía extrañas ocurrencias.

TaeHyung comenzó a guiarlos hasta los estacionamientos, se fijó JungKook. Se dirigían hacia su auto.

"¿Hay que ir a algún lugar?" JungKook mantuvo el nivel de su voz lo más neutro posible, aunque una corta risa de incredulidad se las arregló para salir de sus labios. "¿Algún lugar urgente?"

"Definitivamente." TaeHyung abrió la puerta y trepó en el asiento trasero (El pulso de JungKook empezó a clavar porque esta era una descarada invitación y no va a negarla diciendo que prefiere volver para escuchar un sermón que destroza todo por lo que quiere vivir) ,ojos oscurecidos gracias a su flequillo, y labios torciéndose en una leve sonrisa.

JungKook tragó saliva, porque ¿qué haces TaeHyung?

En un abrir y cerrar de ojos, TaeHyung se encontraba enredando sus dedos en la parte delantera de la camiseta de JungKook, tirándolo al asiento trasero con él, y JungKook lo siguió, cegado, sus latidos sintiéndose en sus oídos. Hubo un susurro, TaeHyung susurrando, labios rozando el contorno de su oreja antes de tomar el lóbulo entre sus dientes. Dijo, "adora en el dormitorio."

"Esto difícilmente es un dormitorio," dijo JungKook, pero de todas formas gruñó y se separó un poco para poder mirar a TaeHyung y, Dios, TaeHyung es la personificación de perfección con sus mejillas sonrojadas y sus ojos mitad cerrados, desconcentrado. Es hermoso, y JungKook está absolutamente seguro de que ningún ángel pudo haber sido así de dulce.

Era incómodo, el auto de JungKook es pequeño, un Volvo plateado, con la pintura saliéndose cerca del parachoques y un par de ralladuras en los bordes hechas con probablemente sus propias llaves o botones del pantalón (porque a TaeHyung le gusta besarse con él en capó), pero lo hicieron de todas formas.

Habían aprendido a recibir todo lo que se les entregara, intentando lo mejor de sí en cualquier situación, como ahora cuando la pierna de TaeHyung estaba doblada sobre el hombro de JungKook, su camiseta levantada hasta su pecho mientras sus labios se separaban en pequeños gemidos sin aliento, la boca de JungKook estaba en su pezón izquierdo, trazando circularmente el sensible lugar con la punta de su lengua.

"Dios," suspiró TaeHyung, y JungKook se movió para poder robar cualquier subsecuente sílaba directamente desde su garganta.

Cuando se separó, JungKook formó una sonrisa, torpemente abriendo un paquete de lubricante que (predeciblemente) había encontrado en el bolsillo trasero de TaeHyung. "Apreciaría que mencionaras el nombre correcto."

TaeHyung tomó fácilmente dos dedos, lloriqueando contra el hombro de JungKook mientras el menor presionaba las yemas de sus dedos a su alrededor, juguetonamente rozando con sus uñas, medio borracho en los abruptos e incontrolados gemidos que TaeHyung desesperadamente intentaba callar.

Y con el placer, JungKook también estaba consciente de lo sacrilégico que es lo que están haciendo. El crucifijo metálico pegado en el techo de la iglesia forma una sombra sobre el auto, siniestro, como si fuese una advertencia.

mi iglesia no ofrece ningún perdón ↝ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora