31//No llores.

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El día lucía apagado, llovía a cantaros y los relámpagos retumbaban en cada rincón. Lis se limpió el rostro lleno de gotas de agua con la mano y tomó asiento, se había hecho costumbre en su rutina visitar la pequeña iglesia, le gustaba tener sus momentos asolas. Sin aguantarlo mucho tiempo, comenzó a llorar y a susurrar los nombres de su madre y hermana. Todo marchaba bien y Rick se recuperaba poco a poco, ahora que ya no tenía muchas preocupaciones encima pasaba pensando en Lilly y María. Quería traerlas de vuelta, tenerlas a su lado y abrazarlas hasta el cansancio. Apoyó las manos en sus rodillas y trató de controlar el llanto, estaba cansada, no podía hacer todo ella sola. Se había alejado hasta de la misma Rosita por todos sus traumas y era normal, no lo ha pasado bien desde hace semanas. La recuperación iba en marcha, ya no se atormentaba cada vez que dormía en vez de eso velaba los sueños de Rick y sus hijos. Con todo lo que ha pasado Deanna le había ofrecido a ayudarle a controlar Alexandria, los supervivientes no estaban del todo tranquilos tras esos muros y predecían que volverían a atacar los desconocidos, Lis un poco aturdida por su petición aceptó. No se le daba mal dar ordenes y sonar como la mujer más fría del planeta. Ya se había ganado el respeto de todos en aquel lugar, obtuvo mucho poder casi tanto como el de Deanna, aquella mujer mayor no podía gobernar siempre así que no dudó en ofrecerle su cargo.

—Estabas aquí—se dio la vuelta y vio a Michonne en la puerta, retiró sus lágrimas y recobro la compostura—necesitamos tu ayuda.

—¿Qué pasa?—preguntó, ambas salieron de la iglesia.

—Cada vez hay mas caminantes tras los muros—le contó, señalando las alambradas—parece que alguien los esta atrayendo hasta aquí. Daryl me ha comentado que han encontrado por el camino radios encendidas y todas ellas indican señales hasta aquí.

Lisbeth maldijo por lo bajo, solo quería un poco de tranquilidad en su vida.

—Vale, dile a todos que vengan aquí. Tengo que ir a por una par de cosas.

Michonne asintió sin rechistar, le gustaba contar con las opiniones de su amiga, aunque fuera muy cortante le alegraba ver que la joven tenia los pies en la tierra.

Sin importar la lluvia se encaminó a la sala donde guardaban las municiones. Saludó a Olivia y le indicó que se dirigiera a la iglesia donde tenían un tema importante que tratar. Localizó con la mirada un gran carrito y metió todas las armas posibles, cuchillos y balas de recambio. Cerró los ojos con pesadez, en ocasiones se arrepentía de haber aceptado el cargo. Aunque Rick le había dicho que ella era incluso mas capaz que él para controlar Alexandria. Ladeó la cabeza de un lado a otro, haciendo crujir varios huesos.

—Todo va a estar bien, tú puedes—se animó.

Salió de allí empujando el carrito, pesaba demasiado. No quedaba muy lejos la iglesia, un sonido hizo que se diera la vuelta alarmada. Buscó con la mirada y no logró hallar nada. Supuso que eran los caminantes y relámpagos. Con ayuda de Carol y Abraham subieron el carrito, ella se encargó de arrastrarlo por el pasillo. Todas las miradas estaban centradas en ella, se puso de pie en el altar y carraspeó antes de hablar.

—No podemos quedarnos de brazos cruzados porque llueva, esto significa que estamos perdiendo un día para dejar que mas caminantes se agolpeen contra los muros. Quiero escuchar sugerencias para el problema.

Se miraron entre sí, algo confusos.

—Podemos eliminarlos a todos—contestó Sasha—la lluvia es fuerte y los mueve de un lado a otro. Mientras estaba de guardia pude ver como algunos caían al suelo encima de otros.

—¿Y como haremos para salir y aniquilarlos?—preguntó el padre Gabriel.

—Creando bombas molotov—respondió Eugene—puedo hacerlas, tenemos el material necesario.

The Walking Dead [Rick Grimes]Where stories live. Discover now