CAPITULO I

23 2 0
                                    


♠ Sebastián POV 

Me encuentro empacando para mi viaje a Madrid, guardo mi colección de cuchillos, mis revólveres y el resto de mis armas en una maleta, mi ropa y objetos personales en otra y el cofre plateado con mis frascos de cristal en mi mochila.

Se preguntaran ¿Por qué frascos?

Verán, por cada victima más o menos importante guardo cinco gotas de sangre en dos frascos, uno para quien me encarga el trabajo y otro para mi, no soy un psicópata, solo me gusta llevar la cuenta, en total tengo 110, pero en el cofre tengo las más importantes, por ejemplo, la de un ministro, y siempre tengo la de mis padres, pero esa es otra historia, y de collar en una cadena de plata llevo el frasco de Victoria, el único amor de mi vida, otra larga historia.

Pero ahora no tengo tiempo para sentimentalismo, en España un mafioso puso precio a la cabeza de un sujeto, lo quiere muerto a una hora, fecha y de manera especifica, el viajecito valdrá la pena, por 700.000€, mucho dinero aquí.

Tomo un taxi hacia el aeropuerto, allí me espera mi avión privado, abordo y salimos.

Despierto por la llegada a Madrid, ¡oh España! Lugar de buena comida, clima agradable y chicas sexys.

Me instalo en el hotel ''Valentine'' suite presidencial, lo normal para alguien como yo, tomo una ducha y me pongo una camiseta blanca junto con una chaqueta de cuero y unos jeans gastados, una vez listo voy al encuentro de Antonne Di'Pascuale, en su mansión.

Tomo un taxi hasta allá, hay dos guardias en la entrada.

- ¿Quién?- Pregunta el más alto.

- Rojo.

- Pase, el señor lo espera.- Esta vez habla el más bajo.

Me hacen una rápida revisión, pero no traje armas ¿para qué las traería?

Me llevan a una sala de conferencias, allí todos los asientos están ocupados y Don Di'Pascuale está en la punta superior, hombres y mujeres al parecer de varios países están sentados, me dirijo al único asiento vacío y Di'Pascuale se levanta al verme.

- Joven Rojo, es un placer.- Dice el castaño de tal vez unos cuarenta y tantos.

- Lo mismo digo, señor.- Digo amable y estrechando su mano.- ¿Puedo?- Señalo el asiento.

- Si claro, siéntense.-

Doy un vistazo a los rostros, justo al frente tengo a un chico asiático de no más de veinte años, tiene una cicatriz en su boca, a su lado una chica de al parecer mi edad, es blanca, sus labios carmesí hacen contraste con su piel, su cabello castaño claro enmarca su rostro a la perfección y sus ojos de un gris plata, como dije, amo España.

Una pantalla al final de la sala muestra la cara de un tipo rubio ojos azules.

- Este es Tony González.- Habla Di'Pascuale- El objetivo, lo quiero muerto para dentro de dos días, a las 8:45pm, con una bala entre las cejas y el miembro cortado, quien lo haga primero se lleva el dinero, quiero su miembro en un cofre de plata, revisen bajo sus asientos y allí los encontraran, eso es todo, pueden retirarse.- Termina, se levanta y sale de la sala.

¿Nos piensa poner a competir? ¿O sea qué estoy rodeado de asesinos? Genial.

- Vaya, vaya, vaya, Rojo en persona.- Una voz femenina me sorprende- He escuchado mucho de ti.-

Me volteo y allí esta la chica, y no es solo cara, me llega a los ojos esa blusa blanca, marca unos perfectos pechos y un bonito abdomen, sus piernas son torneadas y no logro ver bien su trasero, pero con ese pantalón plateado y zapatillas blancas, se ve preciosa.

Trozos de CristalWhere stories live. Discover now