CAPITULO II

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Sebastián POV   

Matt se acerca. Llego justo a tiempo.

- ¿Qué mierda?- Se voltea sin dejar de apuntarme y su frente toca una punta de pistola.

- Deberías mejorar tu carácter.- Dice Matt.

- Vale, lo dejo en paz.- Voltea a mirarme.- ¿Podríamos irnos, Rojo?-

Asiento sin dejar de mirarla y me alejo.

Allison termina de guardar sus armas y nos vamos. En el taxi Matt llama a la policía anónimamente y les informa del cuerpo.

Allison esta junto a mi en el asiento trasero del taxi, no quita su vista de la ventana.

- ¿Y donde vives?- Digo para romper el silencio.

- No tengo porque decirte.- No despega su vista de la ventana.- Ahora vamos es donde Di'Pascuale, ¿él estará?- Dice refiriéndose a Matt.

- No, yo esperare en el hotel.- Dice él volteándose para mirarla.

- ¿Cómo te haces llamar?-

- Soy Matt. Tu debes ser Cristal, ¿cierto?-

- La misma, también estas en estos negocios, supongo.-

- Si, muñeca.-

Ella puso los ojos en blanco y no dijo nada.

- Oye, Sebas, es más linda de lo que habías dicho.-

Maldita sea. Se que lo hace por fastidiarme.

- Cállate, Matt.-

Note como una ceja de Allison se alzo y una media sonrisa apareció en su rostro.

- ¿Así que te parezco linda, Rojo?-

- No te creas importante, si eres linda, como muchas otras.- Digo mirándola a los ojos con frialdad.

Puso los ojos en blanco y no volvió a hablar en todo el camino.

El taxi deja a mi primo en el hotel. Matt vino conmigo a Madrid; nos criamos juntos, es como mi hermano menor, solo somos nosotros; es muy conocido por dibujar una gran letra ''M'' con la sangre de sus victimas. Él si es un poco psicópata, su primera victima fue el sujeto que abuso de su novia cuando era pequeña, luego ella lo dejo y él la mato, se lo merecía, era una cerda anoréxica ingrata.

- Llegamos, muñeca.-

- Vuelves a llamarme muñeca y te aseguro que tus bolas serán tus ojos.-

- ¿Y mis ojos serán mis bolas?- Pregunto irónico.

- Eres un jodido gilipollas.- Dice con fastidio.

Los guardias nos dan una mirada rápida y entramos. En el sofá estaba Di'Pascuale, nos observa unos segundos, sorprendido al vernos llegar juntos.

- ¿Rojo y Cristal? ¿Tienen algo para mi?-

- Si, señor.- Digo extendiendo mi brazo para entregarle el frasco con sangre.

Allison, que se encuentra detrás de mí, se acerca y le entrega la caja de plata. Él la toma, la abre y comienza a reír.

- ¡Tony, Tony, Tony!- Dice entre risas, se relaja y comienza a decir:- Él trabajaba para mí, era joven, 27 años; era el escolta de mi niña, Anttonela. Un día mi princesa me conto que él la había dañado, me llene de ira y decidí hacer esta competencia; ahora, ¿les gustaría trabajar para mi? Seria un trabajo fijo.

Trozos de CristalWhere stories live. Discover now