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1. Te recordaría, eres muy linda... Persona.


—No puedo creer que vayamos al mismo instituto —le dijo la cazadora.

—Bueno, hace poco que llegué a Beacon Hills, en estas vacaciones —recalcó Kriss antes de bajar del coche.

—Ya decía yo, no te había visto por aquí.

—Igual yo, apuesto a que te recordaría, eres muy linda... —la pelinaranja abrió los ojos con exageración al reflexionar sus palabras—... persona.

Allison sonrió como si nada y siguió su camino al lado de la otra chica hacia instituto. Llegó a las puertas y miró la hora en su celular.

Se giró en dirección a Kriss.

—Bien, nos vemos luego, se hace tarde —dijo Allison mientras besaba la mejilla de la otra joven para empezar a caminar.

No se giro de nuevo, por lo tanto, no logró ver la sonrisa que iluminó el rostro de Kriss. La chica negó con la cabeza, y siguió también con su camino.

—Kriss —escuchó a sus espaldas. Giró sus talones y se encontró con el pecoso rostro de su amiga Sarah, la cual también era su vecina—. No me contestaste los mensajes, pensé que no vendrías, ¿qué pasó?

—Sabes que no me gusta faltar —Kriss abrió su casillero y sacó el libro de Inglés, su próxima clase.

—No, no lo sabía, ¡Nos conocimos estas vacaciones.

—Como sea, la alarma no sonó, y como si eso no fuera suficiente, casi me atropellan —Kriss cerró su casillero y las dos caminaron a clase con la castaña de guía.

—Bueno supongo que debes inventar excusas mejores —le respondió Sarah, mirando distraídamente sus rosadas uñas.

—No es una excusa —negó la pelinaranja—, casi me muero del susto, y también de que casi me atropellan.

—Claro —Sarah rió—. Bueno, ¿irás a casa en la tarde?

—Yep —tronó los dedos mirando los únicos dos lugares disponibles en el aula, separados el uno del otro.

Las dos hicieron un gesto con la cabeza, y se separaron.

Kriss notó como Allison también estaba en esa clase. Se distrajo cuando su celular vibró y vio a una mujer entrar por la puerta, supuso que sería la profesora.

La mujer empezó a leer desde su celular y a dar indicaciones, Kriss la ignoró. Su padre se la pasaba regañandola por su falta de atención en clase, más a ella no le importaba.

Sacó su cuaderno de dibujo y comenzó a garabatear. Alguien tocó la puerta y mandó a llamar a un chico, éste salió junto a la profesora.

Kriss se levantó con su mochila y rápidamente se cambió al lugar que el tal McCall había dejado. Sarah le quedaba a un lado ahora.

—Hola —saludó a su amiga moviendo las cejas.

Sarah solo rió.

—¿Me has extrañado?

—Muchísimo —dijo la pecosa con gracia.

—Sería imposible que... —el ruido de algo golpear contra la ventana interrumpió y sobresaltó a la pelinaranja.

Todos se giraron a ella y vieron como había una mancha de sangre. La profesora dejó de escribir en la pizzara y se acerco a el gran ventanal.

Vio como muchos cuervos se acercaban peligrosamente. Todos y cada uno de estos animales chocaron contra los cristales igual que el anterior.

—¡Todos al suelo! —gritó la profesora. La mayoría le hicieron caso, pero Kriss se quedó paralizada mirando como los cuervos quebraban los vidrios.

Allison, quien estaba adelante de ella, la jaló y tumbó en el suelo salvándola de heridas más graves.

El tiempo que duraron los animales ahí pareció eterno, mas cuando ya todo se calmó, las dos observaron como las hojas de cuadernos y papeles estaban regados por todo el piso, mezclados con plumas negras.

—Gracias —le dijo Kriss a Allison con un rostro lleno de confusión.

La cazadora fue la que se paró primero, le extendió la mano a Kriss, quien no dudó en tomarla.

—De nada, ¿estas bien? —preguntó la Argent.

—Si, ¿y tú?

—También —Allison llevó la mano al cabello de la otro chica y quitó una pluma—. Tenías...

—Oh... sí, gracias, de nuevo.

Girls like girls [ Allison Argent ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora