Girls like girls [ Allison Argent ]

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8. ¿Chris Argent?

—Estás jugando —creyó Kriss. No era posible que aquello fuese cierto.

—No jugaría con algo así —Sarah negó, en aquel momento se le ocurrió una idea para hacer que su amiga le creyera—. Lo voy a probar, pero no tienes que asustarte y ponerte toda loca. O huir, como en la bodega.

—Estoy muy nerviosa ahora.

—Lo sé, puedo olerlo.

—¿Qué? —la confusión de Kriss era cada vez más evidente. Sarah sonrió.

—Podemos oler y escuchar cosas que nadie más huele o escucha —miró a Kriss fijamente, poniéndola aún más nerviosa—. ¿Estás lista?

—Si —contestó a pelinaranja titubeante.

—¿Nada de gritos o huidas?

—Nada de gritos o huidas —Kriss se tragó el "ese podría ser nuestro siempre".

—Bien.

Sin previo aviso los ojos de Sarah pasaron de su usual marrón a un brillante amarillo. Sus uñas fueron remplazadas por garras y sus dientes por colmillos.

Kriss no gritó ni huyó, aunque ganas de hacerlo no le faltaron. Se mantuvo quieta observando a su amiga con detenimiento.

—Esto es tan extraño —dijo la pelinaranja, se detuvo a agregar—, e interesante.

—Lo sé —le respondió la de pecas, volviendo a su apariencia cotidiana.

—¿Cómo fue que te pasó?

—Nací con ello —aclaró Sarah—, hay personas, como Isaac, que se convierten al ser mordidas por un alfa.

—¿Cuál es tu relación con Isaac? Lo mencionas bastante —Kriss preguntó levantado una ceja.

—¿En serio, Kristina? ¿De todo lo que te conté, esa es tu primera pregunta?

—Cuando yo te conté de mi orientación sexual tu primera pregunta fue: ¿Te parezco atractiva? —recordó la chica—, así que sí.

—Somos amigos —le respondió Sarah sin mirarla—, ¿alguna otra cosa que quieras saber?

Kriss notó la actitud de su amiga y exclamó —¡Oh por Dios! ¡Te gusta Isaac!

Sarah saltó en su lugar —No, claro que no.

—No puedes mentirme Sarah.

—No quiero hablar de ello ahora Kriss, por favor.

La nombrada rodó los ojos —Bueno —accedió—. Cuéntame más sobre los —Kriss miró a todos lados y como si alguien la vigilara, susurró—. Hombres lobo.

❤️

—Estas son las llaves de Deaton de la clínica. Cierra tus ojos, las pondré en tus manos y trataremos de ver si puedes sentir su ubicación, se llama psicometría —le dijo Stiles a Lydia.

Kriss estaba aún aturdida de estar con ellos, Sarah la había llevado. Los cinco adolescentes —Stiles, Lydia, Cora, Sarah y Kriss— estaban en un salón de clases vacío tratando de encontrar el paradero de Deaton, un veterinario. Según ellos, Lydia podía saber donde estaba porque era... algo.

—No soy una mediúm —respondió Lydia, mostrándose completamente indiferente.

—¡Eres algo! ¿Si? —gritó Stiles, perdiendo la paciencia—. Lydia, extiende la mano y...