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Estaba parado frente al espejo que Había en el baño dudoso de mi aspecto. Nuevamente mi inseguridad me agobiaba. Hoy iría a buscar a Daya para que fuéramos a comer, ¿habré tomado una buena decisión al invitarla?. «Nuevamente me siento un cobarde» ¿Qué sucedió? Todo marchaba tan bien, estaba emocionado cuando me levante de la cama, estaba sonriendo y ahora, ahora estoy aquí dudando de todo.

—¡Ty! - Ya era tercera vez que mi hermana golpeaba la puerta del baño. –¡Tyler necesito el baño! – exclamó. Tome aire, no podía arrepentirme ahora. Trate de sonreír y salí del baño.  —Por fin...

Fui a mi habitación para arreglar un poco más mi aspecto. Como siempre vestimenta negra. Baje las escaleras silenciosamente, no quería que me preguntaran a donde iría. Antes de salir revise si llevaba dinero. «todo saldrá bien» Trataba de darme ánimos pero parecía no resultar.

Salí de casa tomando marcha hasta la casa de Daya. Caminaba pensando en lugares a donde podría llevarla, supongo que un restaurant es lo más elegante, pero odio ese ambiente formal que hay en esos lugares llenos de gente que hablan de lo miserable que son con ellos en sus trabajos, de la miseria de paga que reciben cada mes. Hoy no tenía mente para escuchar esas conversaciones. Pero quería dar una buena imagen de mi a Daya.

Ya estaba afuera, parado, nuevamente dudando si llamarla o no, pero josh salió de casa, ni me dio tiempo para dudar, ya estaba ahí.

—Tyler. –Sonrío josh cálidamente. — ¿Qué te trae por aquí de nuevo?

—Vine a buscar a Daya. –Respondí. Josh sonrío, por un momento pensé que le molestaría que fuera a buscar a su hermana a su casa . –¿Una cita eh? Promete cuidarla... –Advirtió josh. –Iré avisarle que estás aquí.

Josh no demoró más de cinco minutos en traer a Daya. Ella estaba ahí, tan radiante.

—Hola – Daya se acercó a mí para saludarme con un dulce beso de mejilla.

—H-Hola –Tartamudee. Daya había salido con mi ukelele en sus manos.

—Creo que habías olvidado esto. – mencionó. Ella me pasó mi instrumento y mire cada parte de él. –No te preocupes, lo cuide bien. –Sonrío.

—Gracias por cuidarlo.

—Espero que tengan un buen paseo. –Dijo josh mientras se iba en su skate desapareciendo por la larga calle.

Daya y yo comenzamos caminar, Daya parecía estar más silenciosa que otras veces, temía preguntarle que era lo que le sucedía. Pero de algo estaba seguro, algo pasaba con ella.

—Estas muy silenciosa. – Ella me miró algo sería. –¿Sucede algo? – pregunté. Daya solo negó con la cabeza.

Habíamos caminado largos minutos para llegar al centro y poder elegir algún lugar para comer.

—¿Te parece si entramos aquí? –Apunte a un restaurant, bastante elegante al parecer Daya sonrío con cierto disgusto.

—Tyler, no se... No me agradan los restaurant – soltó una tímida sonrisa. —prefiero  comer de algún carrito o algo así. –Rió

—Que alivio... –Murmuré –Pensé que era el único que no le agradaban.

—No, no eres el único. Ese ambiente elegante no es para mí.

Decidimos comprar una papas fritas e irnos a sentar al parque que se encontraba cerca.
Los dos nos sentamos en el pasto en el lugar con menos gente.

—Tyler...¿Puedo hacerte una pregunta? – dijo mientras jugaba con sus papas fritas con la mirada baja.

—Claro.

—¿Porque me mentiste Tyler? –Cuestionó Daya. Yo me quedé petrificado ante su pregunta.

—¿De qué hablas Daya?

—Tyler, ayer fui a dejar tu ukelele a tu casa, bueno a tu no casa...¿Por qué dijiste que vivías ahí?. –Ella me miró fijamente hasta lo más profundo de mis ojos logrando ponerme nervioso.

—Nunca pensé que lo  irías a ir dejar... Daya yo .... –Daya me interrumpió.

—Supuse que te haría falta y yo lo fui a dejar.

—Pero no era necesario, Daya, lo lamento tanto, solo que el camino era largo y que te devolvieras sola por ese camino no iba a ser seguro... – declare nervioso.

—Pero no era necesario mentir diciéndome que esa era tu casa. –Daya sonrió.  levante la vista levemente. –No te preocupes Tyler –Al ver a Daya nuevamente sonreír me sentí más aliviado. –Solo te pido que no vuelva a suceder.

–Te prometo que no volverá a suceder... – sonreí. Hubo un silencio, un silencio agradable, un silencio que por primera vez no me agobiaba. El viento corría suave y frío. El sol se ocultaba en las nubes, era un día agradable. «más junto a Daya»

Trees|| Tyler Joseph. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora