Verde

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Los ojos de Anastasia se abrieron en la oscuridad y pudo ver a la sombra sentada en la ventana de su cuarto, la cual atravesó el cristal y cayó al vacío en cuanto Anastasia se sentó en su cama.

- ¡Ana! - Vera le pasó la mano frente al rostro, pero fue Nina quien había alzado la voz. Anastasia seguía sentada en su pupitre, ambas chicas paradas frente a ella.

- ¿Vienes? - Vera levantó una ceja. Anastasia asintió.

- Primero voy al baño.

- Te guardamos una silla - Nina sonrió y tomó a Vera del brazo para encaminarse juntas a la cafetería.

Anastasia se encaminó al baño de damas con la escena de anoche apareciendo intermitentemente en su cabeza. Era la primera vez que veía algo en su cuarto, a pesar de los rumores que lo rodeaban, ella había llegado a pensar que eran mentira, pero pudo comprobar que no era así. Lo mas extraño era la cantidad de tiempo que había tardado en aparecerse, eso a Anastasia le preocupaba, ellos siempre se aparecían cuando querían algo.

Anastasia entró al baño. Estaba sola. Se mantuvo pensando en ella, porque los rumores decían que era una chica que había saltado desde la ventana. Nadie sabía a ciencia cierta por qué, pero se suponía que ella estaba deprimida, que su novio la había dejado, que por eso había tomado esa determinación.

Anastasia salió del cubículo del baño y el alma se le fue a los pies. En el espejo del baño y con letras rojas la palabra "mío" estaba escrita en mayúsculas. Habían papeles regados por el suelo y ella podía perfectamente ver en su reflejo una sombra parada a su lado.

- ¿Qué es tuyo? - inquirió Anastasia a la sombra en el espejo, pero ésta solo se desvaneció.

*****

- Ana, ¿estás ahí? - la voz de Klaus la obligó a levantar los ojos de su manzana.

- Ha estado así todo el día - murmuró Vera con el ceño apenas fruncido.

-¿Por qué? ¿En que piensas? - la calidez en la voz del chico se vio trastornada por su ceño fruncido, adquiriendo un tono de preocupación. Anastasia miró a su alrededor; Klaus, Vera y Nina eran los únicos en la mesa, así que con un gesto de la mano pidió que se acerquen.

- Si saben de los rumores sobre nuestro cuarto - miró a sus compañeras.

- Por supuesto.

- Pues... son ciertos - Anastasia clavó los ojos en la mesa.

- ¿Qué? ¡Habías dicho que no, Ana! - habían nervios en la voz de Nina.

- Lo sé, pensé que así era, ella se tardó cuatro meses en aparecer...

- ¿Ella? ¿o sea que la historia también es cierta?

- No lo sé, no habló, solo... la vi sentada en la ventana. Saltó antes de que estuviera suficientemente despierta para entender que pasaba.

- ¿Anoche? ¿entonces se pasa las noches sentada en la ventana viéndonos dormir? - un escalofrío recorrió las espaldas de las chicas.

- Hay algo mas... ¿verdad? - Klaus clavó sus ojos en los de su prima.

- Ella... escribió "mio" en el espejo del baño.

Se hizo el silencio en la mesa.

- ¿Qué es suyo?

- No lo sé...

- ¿El cuarto?

- Es posible.

- ¿Entonces que? ¿Salimos de ahí?

- Oigan, cálmense. Deberían averiguar bien que está pasando - Klaus tuvo que ser la voz de la razón.

- ¿Vamos a esperar a que Ana hable con ella?

- Estuvimos ahí cuatro meses, si quería el cuarto ya nos hubiera hecho salir...

Los cuatro quedaron mirando la mesa, pensando en qué podría significar "mío".

- Sabes... es estúpido lo que está haciendo... ¿por qué no habla claro en lugar de andar por ahí tratando de asustar? - Klaus había pasado por varias estapas, incertidumbre, nervios, quizá una pizca de miedo, y ahora, rabia - hay cientos de cosas en esta escuela que pueden ser suyas, ¿espera que encontremos algo sin ninguna pista?... - Anastasia sonrió, estaba acostumbrada a aquello, además su lugar bajo el brazo de Klaus la mantenía calmada.

- Ellos nunca hacen las cosas de la manera fácil...

- ¿Por qué? - Anastasia se encogió de hombros.

- Supongo que estan aburridos... atormentar a los vivos es su única diversión - Klaus sonrió apenas, aun dominado por su rabia. Miró el reloj en su muñeca, se excusó que debía llegar a clase y besó a su prima en la mejilla antes de alejarse por un pasillo.

Anastasia miró su espalda hacerse mas pequeña mientras se alejaba, sin notar aquella sombra oculta en un rincón del patio. Se desvaneció dejando "mio" rasgado en el tablón de anuncios que estaba a su derecha.

ÍndigoWhere stories live. Discover now