¿Violeta?

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- Ana... - la voz del chico parecía reprimida, como si estuviera tratando de mantener la calma, cosa que parecían estar haciendo todos.

Nadie se había movido de su lugar desde que ella se arrojó por la ventana, todos lo habían visto, y a pesar de la cara de póker en rostro de los presentes, la habitación se veía inundada de esa calma que antecede a la tormenta. Los nervios, la agitación y el miedo crecían y burbujeaban cual si de una olla a punto de hervir se tratase. Lo único audible era el zumbido de las luces artificiales, y el exterior de la ventana era tan oscuro como un agujero negro.

- ¿Puedes explicar que... acaba de pasar? - Klaus se tragó la maldición que tenía en la punta de la lengua cerrando los ojos con fuerza por un instante, antes de acercarse a su prima, quien se mantenía erguida y tieza como estatua observando la negrura mas allá del cristal de la ventana.

Las otras dos chicas no despegaban los ojos de la mejilla de Klaus y como cuando movía la mano se veían los bordes de una mancha carmesí en la toalla que sostenía. Ellas habían visto sangre en la mano de Anastasia, la seguían viendo, y ahora sabían de dónde provenía.

- Ella puede... - Nina no terminó la frase, pero todos sabían a que se refería.

Anastasia asintió y ese sencillo movimiento de la cabeza destrozo la presa que contenía sus lágrimas, las cuales empezaron a deslizarse por sus mejillas, cayendo al colchón unas tras otras.

Klaus estuvo a su lado de un salto, todavía sosteniendo la toalla contra su mejilla.

- Ana, cálmate - puso su mano libre en la mejilla de su prima y la atrajo hacia sií. Anastasia escondió el rostro en su pecho, pero no se atrevió a moverse, quería abrazarlo lo mas fuerte que se lo permitieran sus brazos, pero sabía que ella seguía ahí. Observando.

- ¿Dijo algo? - Klaus habló desde entre su cabello, y Anastasia tuvo que reunir toda su fuerza de voluntad para alejarse de su lugar favorito en el mundo. Anastasia se cubrió la boca y nariz con la mano mientras lentamente se alejaba de Klaus - ¿Que mierda significa esto? - la paciencia del chico se evaporaba a medida que el ardor en su mejilla aumentaba.

Anastasia negó con la cabeza, negó que esto estuviera pasando, negó que Klaus estuviera involucrado, y las lágrimas empezaron de nuevo a caer a raudales por sus mejillas.

- E-ella... - tuvo que concentrarse bastante para controlar los sollozos que se escapaban de su garganta - ella te señaló... y dijo mío - la chica lo miró sin levantar la cabeza, y los ojos azules de Klaus se abrieron como platos, al igual que los de las otras dos chicas.

- ¿Yo...? - la voz de Klaus era una mezcla burbujeante de desconcierto, furia y preocupación, pero ni una pizca de miedo - eso es ridículo...

- ¿Qué hacemos ahora? - Nina rompió el silencio que se había apoderado de la habitación los últimos 20 minutos y tres pares de ojos se posaron en ella, sin embargo nadie dijo nada. Klaus se levantó de su lugar y fue hasta el espejo que reposaba sobre la única comoda del cuarto, con cuidado apartó de su rostro la toalla que sostenía. Una línea negra se extendía desde su pómulo hasta la línea de su mandíbula, dividiendo su mejilla izquierda en dos con un límite de trazo firme, pero bordes muy irregulares; no era lo que cualquier médico llamaría "una herida limpia", era exactamente todo lo contrario.

Anastasia lo miró por unos segundos, pero enseguida su mirada cayó hacia su regazo, inundada de vuelta por saladas lágrimas.

- Tienes que irte - ella levantó los ojos rojizos y vidriosos, su rostro estaba serio, zurcado por senderos irregulares que la humedad de las lágrimas habían dejado tras de sí.

Klaus se volteó y la observó con ojos muy abiertos. Lo que realmente lo sorprendía era que ella había hablado en singular.

- Tenemos...

- No, Klaus. Tienes. Ella te quiere a tí y de tener algo a lo que su esencia pueda aferrarse podrá salir a su gusto de aquí. Si yo me quedo, no tendrá manera de seguirte - Klaus empezó a hablar, pero Anastasia tranquilamente se levantó, lo alcanzó y apoyó sus dedos en sus labios para callar sus protestas, luego se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y habló con gesto decidido - Tú te vas quieras o no - fue hasta la puerta y se paró justo antes de salir - confía en mi. Es la única forma de que esto acabe bien.

ÍndigoWhere stories live. Discover now