Ciento treinta y seis días antes:

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Había un clima diferente desde que Newt llegó, la mayoría de las chicas ya no me molestaban y algún que otro chico tampoco. Supongo que las chicas cambiaron porque no quieren comportarse como completas estúpidas estando él en el salón, los chicos seguramente quieren ser más cómo él y no veo lo malo en eso, sinceramente, espero que sean más cómo él.

Todavía no habíamos cruzado ni siquiera una palabra y ya no podía parar de mirarlo.

Me sorprendía que siendo un chico sea tan maduro y educado, me gustaba y sé que suena trillado pero es la primera vez que me pasa esto. No voy a negar que cuando llegué aquí me parecieron lindos algunos chicos pero cuando los conocí me di cuenta de que eran unos completos estúpidos.

Volví a mi casa sola porque Betiana había faltado y Newt se había ido a la casa de uno de los chicos. Igualmente volvía sola todos los días pero tenerlos detrás me ayudaba a conocer más de él y también algunas cosas de ella.

Cociné mientras pensaba en lo lamentable que era mi vida, el sábado iría por fin a ver a mi hermana y mis padres no podrían privarme de eso. Juro que no los entiendo.

Comí en completo silencio, sin mirar ni siquiera la televisión y fui a dormir una larga siesta después de escribir lo que había pasado en el día que, como siempre, no era mucho. Me levanté a la hora de que mi mamá venía y traté (vanamente) de entender su punto de vista sobre mi hermana.

-No entiendo por qué no la aceptan.-Expresé, ella sólo me miró y no contestó.- Mamá, te estoy hablando.

-No son temas que vayas a entender Kat...- Explicó como lamentándose, yo sólo la miré fijamente e insistí.

-Solo no es normal, hija, ¿Qué opinan tus amigas sobre que tengan una hermana así?-Preguntó, como si eso fuese a influirme de algún modo, como si tuviera amigas como para preguntarle qué opinan, como si ella entendiera en verdad de lo que está hablando.

-Tú no eres normal, mamá.- Concluí, me levanté de la mesa y fui a mi cuarto. Ésta vez era yo la que se encerraba en su cuarto, no podía creer la cantidad de estupideces que había dicho y tampoco quería creer que esas feas palabras hayan salido de mi propia madre.

-¡Katherine!- Llamó a la puerta pero no contesté, no iba a hacer la cena y tampoco tenía pensado cenar con ella.

Tomé ése tiempo libre para leer un poco, me gustaba leer pero no tanto como escribir. Me gustaba la novela que estaba leyendo, la chica se parecía a mí pero con amigos y amigas, también veía sombras y era parte ángel. Bueno, no se parecía en nada a mí. En lo único que nos parecíamos era que usábamos ropa negra y odiábamos el uniforme.

No había notado lo tarde que se había hecho, papá vino a hablar conmigo y con él traía una almohada.

-¿Kat?- Llamó antes de que le abra la puerta, parecía que iba a dormir en el sillón de nuevo.

-¿Ya te contó mamá?

-Mamá casi no me habla.- Contestó él sonriendo, creo que me parecía más a mi padre y eso me agradaba un poco. Tenía grandes bolsas negras bajo los ojos y parecía que iba a dormirse en cualquier minuto.

-Sólo quise hablar sobre Lara.- Le expliqué, él entornó los ojos recordando el nombre de mi hermana. Su nombre no era pronunciado muchas veces en la casa y eso era algo que yo tenía que cambiar.- No hagas eso.

-Quiero que entiendas que no es un tema fácil para tu madre y para mí.- Argumentó él.- Tienes que entender también nuestro punto de vista, Kat, nosotros crecimos en una época en donde eso se aborrecía y era horrible. Seguimos pensando eso. Tal vez para ti esto es algo común y de todos los días pero para nosotros no es así.

-Pero no es algo "raro", papá, ella solamente ama a alguien, ¿Qué le ves a eso de raro?- Acusé yo, había levantado la voz y eso era algo raro en mí.

-No es normal, no sé cómo explicarlo, sólo no es normal y punto. Deberías aceptar lo que nosotros pensamos como nosotros aceptamos lo que tú y ella creen.- Dijo él y luego agregó.- No nos gusta, simplemente eso.

-Ustedes no lo aceptan, ustedes no lo entienden y tampoco tratan de entenderlo. Simplemente dijeron "qué asco mi hija es lesbiana, ¿Qué pensarán los vecinos" y ya. La expulsaron de su propia casa después de años criándola, años queriéndola, años comprándole cosas, todo como si de un momento para otro se convirtiera en otra persona, en un ser horripilante y no, no es así papá. Ella no cambió, ella sigue siendo esa niña y ella ahora quiere ser feliz. Ahora si no es mucho pedirte déjame cerrar la puerta de mi cuarto.- Planteé, él sólo se quedó con la boca abierto hasta que terminé de cerrar la puerta. Yo nunca le había gritado así pero ya estaba un poco harta de todo lo que estaba pasando en casa y con mi hermana. Fui a recostarme y él tocó la puerta y dijo:

-Trataré.

Y se fue.

No podrás ayudarmeWhere stories live. Discover now