✨Capítulo 14✨

8.3K 967 44
                                    


Londres, Inglaterra.

Allen no fue consciente del tiempo que pasó en la oscuridad, lo último que recordaba era estar sentado en alguna banca de un sitio muy frío. De pronto, sintió una luz incómoda en sus párpados, además de que estos pesaban como mil toneladas. No entendía, se sentía débil, muy débil.

Al pasar los minutos recobró la totalidad de sus sentidos, pudo saber que se encontraba en una cama y que unas voces desconocidas cuchicheaban a su alrededor. De un segundo a otro los recuerdos se agolparon a su mente y un dolor agudo le atravesó el pecho.

Se incorporó en la cama y abrió los ojos de golpe antes de exhalar con agitación. Estaba en un cuarto con paredes blancas y olor a alcohol. Una señora regordeta lo miraba con sorpresa.

—¡Rebs! —gritó y miró hacia todos lados con alarma—. ¿Dónde estoy? ¿Quién es usted?

Quitó las sabanas que cubrían sus piernas con violencia y se levantó de un salto de la camilla, su cabeza dio vueltas por unos segundos, pero pudo recuperar el equilibrio antes de que cayera de bruces.

—Estábamos esperando a que despiertes, la estabas pasando muy mal, te desvaneciste en la estación de policía.

—¿Dónde estoy? —volvió a preguntar con angustia y la voz entrecortada.

Estaba desesperado.

—Mi hermana, tengo que buscar a mi hermana.

La señora morena de chinos abundantes se levantó de su silla y se acercó, él se apartó cuando intentó tomarle del brazo.

—Tranquilo niño, ya se levantó una denuncia y las autoridades harán todo lo posible. Tienes que controlarte. Estás en el orfanato de Londres, ya que al parecer nadie ha respondido por ti y no tienes a nadie.

Tragó saliva y sintió su vista cristalizarse.

—Perdí a mi hermana, se la llevaron... —masculló, y el dolor atravesó su pecho, le faltaba la respiración—. Se la llevaron... ¡Tienen que hacer algo! ¡Tienen que ayudarme!

—Tranquilo, por favor...

—¡Tienen que ayudarme a encontrar a mi hermana! ¡No sé dónde está mi hermana! ¡Por favor! —gritó totalmente desesperado.

—¡Señorita Kathia, llame a la enfermera! —escuchó que gritó la desconocida antes de tomarle de los brazos para intentar calmarlo mientras él luchaba con rabia.

Sin más, sintió un piquete en alguna parte del brazo y después todo se volvió negro, de nuevo.

• ────── ✾ ────── •

Allen abrió los ojos y sintió en cada célula de su cuerpo las emociones de aquel primer día. Había sido una pesadilla, esa que siempre lo atormentaba. Se incorporó en la cama y miró el patio exterior por la ventana que estaba a un lado de él. El día sería gris, lo sabía porque las nubes cargadas y oscuras ocultaban el sol.

Se levantó con pesadez y fue a reunirse con todos los demás niños en el comedor, donde se agrupaban en pequeños grupos y los apartados como él deambulaban por ahí. Ya llevaba tres años en ese orfanato, tenía catorce años, era de los chicos más grandes que estaban ahí. Todos estaban a la espera de ser adoptados.

Aunque a él no le importaba eso, no tenía ningún deseo real de pertenecer a una familia y dejar atrás su pasado. Lo único por lo que anhelaba ser adoptado o cumplir la mayoría de edad era para salir de esas paredes y entonces buscar a su hermana, la buscaría hasta por debajo de las rocas, hasta su último suspiro lo haría.

Heridas Profundas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora