.5*5. (especial)

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Lamento informar que esto no es un capítulo corriente. Aprovecharé para daros una explicación de mi tardanza y celebrar la cifra de más de 1k de votos con una especie de concurso, lo explicaré todo al final del one-shot (o serie de drabbles, como gustéis verlo) relacionado con la historia para amenizaros un poco la espera.

I.

Los suspiros agustiados de Marinette cada vez eran más frecuentes. No podía más, estaba en su límite. Adrien se había ido, Chat Noir se había ido, Tikki se había ido y ella estaba sola. Sí, tenía a Alya, tenía a sus padres y sí, tenía a sus compañeros de clase, pero no era lo mismo.

Si Adrien no hubiera tenido que irse, hacía dos semanas atrás, seguramente su estado de ánimo estaría mejor, a pesar de que el que Tikki no estuviera, y eso la afectara igualmente, tendría a alguien a su lado que la comprendiera, él único que podría entenderla.

Sin embargo, sabía que Adrien lo estaría pasando peor que ella. Él estaba totalmente solo en un país totalmente nuevo y extraño. A diferencia de ella, Adrien no tenía a nadie. Y le dolía no poder hacer nada para solucionarlo.

Llegó a casa sin pasar por la panadería, no quería seguir preocupando a sus padres por su falta de ánimo. Subió directamente a su habitación y encendió el ordenador. Su fondo de pantalla era ahora una foto de un gato negro con una mariquita en la nariz. Todo rastro de Adrien había desaparecido de su habitación, porque eso sólo lo hacía más doloroso. Todos los recuerdos de Adrien y Ladybug estaban guardados en un cajón bajo llave, cajón que abriría cuando estuviera preparada. Marinette empezó a revisar el correo atrasado, por si acaso tenía algo importante. Se quedó helada cuando lo vio.

Adrien le había mandado un mensaje.

II.

Adrien cayó exhausto en la cama. Estaba muy cansado y con los ánimos por los suelos. Se sentía muy solo sin Plagg, sin Nino y... sin su Lady.

Le sorprendió que la chica detrás de la máscara fuera Marinette, mas no podía decir que le desagradase. Cuando vio quién era realmente sintió una inexplicable euforia, una alegría que no supo de dónde vino y le golpeó el estómago. Tal vez, en su interior, siempre supo que era ella. Pensando y pensando se dio cuenta de que a lo mejor quería a Marinette, y no precisamente por cómo amiga.

Y ahora estaba a miles de kilómetros de distancia de ella.

Su padre había reservado el uso del móvil de Adrien para hablar con él, Natalie o cualquiera de su nueva vida en Londres, para el resto de amigos y conocidos de París debería usar exclusivamente el correo electrónico. Según su padre así evitaría distracciones. Y sí, evitaba distracciones, pero eso sólo hacía que se sintiese peor.

Con Nino hablaba prácticamente todos los días. Usaban el e-mail a modo de chat y podían pasarse hasta horas hablando si Adrien tenía tiempo libre. A la semana de su partida, después de tanta reflexión, Adrien le confesó a Nino lo que sentía por la chica franco-china. Tras dos semanas allí se podía decir que el amor era el tema principal de sus conversaciones: Nino le hablaba de que cada vez era más cercano a Alya y de que empezaba a sentir algo por ella, Adrien preguntaba sobretodo por Marinette.

Fue en una de estas conversaciones con Nino en las que se decidió a hablar con Marinette, era hora de mandarle un mensaje.

III.

Un mes después de la desaparición de Ladybug y Chat Noir se empezó a barajar la posibilidad de la muerte de ambos tras el último y poderoso Akuma. Alya se negaba a creerlo y Marinette no hacía nada por evitarlo. No sabía cuando, pero Ladybug volvería y le parecía cruel quitándole las esperanzas a Alya cuando tenía razón. Ladybug y Chat Noir no habían muerto.

Después de la calmaWhere stories live. Discover now