40.- No hagas cosas buenas que parezcan malas.

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No deseaba otra cosa más que dormir abrazado de ella, sólo dormir.

Lamentablemente no fue posible. Lo que menos necesitaba Dean era dormir, pues contraería un derrame cerebral por su desmayo minutos antes. Aunque podía descansar mientras se mantuviera despierto hablando con Nicole.

Era la segunda noche que se desvelaban juntos. Nada era más puro y poético que sus conversaciones nocturnas.

Soltó su pesadez y hablaron de todo; tanto de la vida como la muerte, lloró amargamente al contar la tragedia de Deanna, después con la partida de Zachary y por último, por la vida de sus padres que parecían unos lunáticos en mal sentido de la palabra.

Nicole no era buena para consolar, seguía absorta por la historia. Y sólo se le ocurrió contarle cuentos como a un niño pequeño, usó una linterna e intentó buscar luciérnagas afuera.

No lograban verse a la cara debido a que la luna era inalcanzable para iluminarlos. Sin embargo, se escuchaban reír y por su forma de hablar sabían que esbozaban una sonrisa al responder.

Estaban juntos, justo en las pruebas difíciles para distraer su mente y formar esperanza.

Y el cielo aclareció después de cinco horas, no lo hubieran notado de no ser por sus párpados exigiendo oscuridad por el rayo de luz que se reflejaba en la ventana.

—Debo irme—anunció Nicole, estirando los brazos.

—Changos—ya amanecía el martes, un día de colegio para asistir a pesar de no haber pegado un ojo en toda la noche.

—Comienzo a preocuparme, nunca aparecieron mis padres y los tuyos tampoco llegaron a casa. ¿Crees que les haya pasado algo?

—Quizá hicieron la demanda y están comprobando o debatiendo—resopló—. No entiendo que ganan con eso ¿Querían que reaccionara como Zac?—pensó unos segundos—¿Crees que todavía tenga tiempo de huir y cambiarme el nombre?

Su vecina meneó la cabeza con gracia. —No exageres, y puede que tengas razón, son muchos papeleos y bastantes personas necesitadas, es tan triste que ocurran delitos en todo momento, al menos no es tan grave el robo de Wi-Fi.

Dean suspiró con pesadez y se levantó de un salto —¿Dónde habrá dormido Zachary? Espero que no haya sido debajo de un puente con un cartón de colchón.

—Es inteligente, de seguro pensó en algo. ¿Tiene amigos?

—Yo que recuerde no, tú eras su única amiga, nunca lo presionaste con su tecnofobia, tampoco te mofabas—bajó la mirada—. Quizá por eso te aprecia mucho.

Su corazón se estrujó, deseaba haberle correspondido. Sintió un nudo en su estómago, un sin fin de emociones traspasó su cuerpo.
—Bueno ¿Te veo al rato en el colegio?

—Sí.

—Perfecto, adiós.

—Afadifiosfos—se despidió con una sonrisa débil.

•••

Nicole se miró en el espejo de su habitación, el maquillaje no podía ocultar las ojeras, y su sonrisa tampoco la tristeza.

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