Capítulo 5

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•Adam•

El vuelo a Jëzingêl era más largo de lo que planeaban ya que prácticamente quedaba al otro lado del mundo.
Ya llevaban dos horas y media volando y Adam sabía que necesitaban hacer una parada sino querían morir por hambre y cansancio.

—Así que Ingrid... ¿Por qué nos acompañas? —Le preguntó a la chica del cabello oscuro tratando de hacer que el viaje fuera menos aburrido.

—Quiero hacer lo mismo que ustedes, proteger a mis amigos, además es mejor que seguir en clases... —hizo una pausa como si estuviera reflexionando lo que le habían preguntado— ¿Por qué? ¿Tienes algún problema con ello?

—Ehh no yo...

"Bien hecho Adam"

—Hablando de amigos. ¿Cómo está tu relación con Kate, Adam? —Angela los interrumpió y al verla notó la sonrisa más malvada que jamás hubiera visto.

"Dhange. ¿Enserio Angela, justo ahora?"

—Bien. —Tartamudeó mirando nerviosamente a Kate sin saber qué decir.

—¿¡Sólo bien!? ¡Vamos Adam, Kate te tiene loco desde que llegaste a la Academia! —Angela prácticamente lo gritó con una sonrisa en su rostro y Adam no pudo hacer más que suspirar y admitir la derrota.

—Te equivocas Angela, esa chica desde el primer día que la vi en el bosque me tiene loco. —Miró a la chica de los ojos azules y le guiñó un ojo riéndose ante su reacción de sonrojarse y después hacer una cara que decía "mátenme"

—Bueno ya mucho amor. ¿no creen?—dijo Ingrid interrumpiendo el momento— Hablando de amor y todo eso. ¿por qué Alexander y Lisa siguen en el mundo de los elfos? ¿No debieron haber regresado ya?

—Se los comió un Skünkel y todos vamos a morir. —Le respondió Jake con un tono sarcástico.

—No seas idiota Jake. —Angela rodó los ojos conforme Adam y Kate explotaban de la risa sin poder contenerse.— Su misión era algo complicada, es claro que van a tardar en volver. Aparte ese mundo de los elfos no es nada fácil para alguien que no es uno. —La respuesta de Angela los dejó pensando a todos, hasta que finalmente llegaron al pueblo en el cual iban a hacer una parada.

***

Llegaron a Aærowęn.
Poniendo ambos pies sobre la tierra Adam dejó que su kleindragel se fuera junto al resto, sabiendo que volvería cuando lo llamara.
Necesitaban conseguir recursos y descansar, el vuelo había sido largo y les dolían las articulaciones de tanto estar sentados, por lo que decidieron buscar un lugar en el cual podrían hospedarse.

Adam pudo notar que el pueblo estaba un poco abandonado, había unas cuantas casas apiladas en linea recta a su lado izquierdo y del otro había una cancha en la que jugaban unos pocos niños.

—¿Éstas personas son humanos? —preguntó Ingrid observando a los niños con delicadeza.

—Claro que son humanos. ¿Qué esperabas?

—Simplemente pensé que todo los humanos estaban en Tërragârd. Pensé que desde la guerra no había quedado ninguno aquí. —Adam se volteó para mirarla, empezaba a sospechar que ella era igual que Lisa, que no había nacido en éste mundo sino en el otro.

El Secreto de los DragonesWhere stories live. Discover now