Capítulo 35 (parte 1)

16.6K 1.6K 362
                                    

El bosque en el que habían aparecido era oscuro, perturbante y vacío, al igual que las opciones que les quedaban. Después de todo lo que había hecho por ella, Lisa no podía creer que la reina le hiciera eso, sí, le había dado la libertad por la que tanto había luchado, la oportunidad de irse y volver a la Academia, pero el precio que debía pagar por ello era muy caro. Alex estaba a su lado, con la mirada perdida, probablemente pensando lo mismo que ella. ¿Qué clase de madre haría algo así?
La reina amaba tanto a Alex, que no quería perderlo de nuevo, no quería dejarlo ir.

Miró al principe a los ojos, sabiendo que detrás de esos tonos azulados, un torbellino de emociones estaba a punto de explotar. La descendiente estaba equivocada, cuando Alex la volteó a ver, no había ni una sola emoción en su rostro.

Verlo así la asustó más que cualquier hechizo que la reina pudiera lanzarse. —Tienes que irte. —su expresión era seria y decidida.

—¿De qué hablas? —puso una mano en su mejilla, tratando de calmarlo, pero el se apartó agarrándola por los hombros.

—Tienes que salir de aquí, y volver a la Academia. Te necesitan. —al decir esas palabras, Lisa pudo ver un rayo de dolor en sus ojos. La descendiente recordó a sus amigos, a Ángela, Kate, Adam y en especial a Zoe; se preguntó qué estaría haciendo la joven chica en la Academia, qué había pasado con ella después de que la salvó de los hirientes dardos.

—No. —Ella no planeaba irse a ningún lado sin Alex, sin importar cuánto extrañara a sus amigos, o cuanto había luchado por esa libertad. —No lo haré.

—Lisa...  —comprendía la frustración de Alex, pero no iba a escucharlo. —La guerra contra Dauntan se aproxima, y sólo la hija del dragón de diamante puede detenerlo. —pausó —Tienes que irte. —Al escuchar el nombre de Dauntan un escalofrío recorrió su cuerpo. Él había atacado la Academia como una advertencia, había matado a Ruby para intimidarla y debía hacerlo pagar, pero al ver a Alex, supo que había cosas más importantes que obtener venganza.

—¡No me importa! —gritó —Jamás permitiría que tu madre nos gane así, no voy a dejar que sacrifiques tu libertad para que yo pueda irme.

—¡No lo entiendes Lisa! —respondió molesto.

—¡Tú eres el que no lo entiende! —rugió —¡Quiero estar contigo, Alex! —El principe la miró sorprendido. —He perdido a mis padres, a mi hermana y a Ruby, no te voy a perder también...

Alex no sabía que decir, así que simplemente puso sus brazos alrededor de la pequeña descendiente, quien al no poder contener las lágrimas, empezó a llorar suavemente. Alex la sostuvo, acariciando su cabello y luchando por contener su propio llanto. Ver a Lisa así, lo destrozaba, pero a la vez lo llenaba de orgullo al saber que no era la misma chica que había llegado a la Academia. Al saber que ambos habían crecido y madurado juntos, y que siempre estarían el uno para el otro.

—Quédate conmigo —susurró, abrazándola con más fuerza—. Perdóname por pedirte que te fueras, no quiero que te vayas a ningún lado. Sé que no podría soportar estar lejos de ti —terminó, levantando el rostro de la chica que amaba y, finalmente, acercándolo al suyo.

En ese instante, el tiempo se detuvo para ambos, como si éste fuera cómplice de aquel momento y buscara preservar cada detalle de aquella cercanía tan distinta a otras anteriormente vividas. Lisa estaba sorprendida de lo mucho que había llegado a querer a Mr. Engreído, al punto que solo el hecho de pensar en alejarse del él, era inconcebible. Recordó cómo hace un año lo detestaba y no podía soportar su presencia, pero ahora se había convertido en la razón misma por la que estaba dispuesta a seguir luchando, a seguir viviendo.
Alex la miraba tiernamente, tan cerca que la descendiente podía sentir su respiración. Las palabras parecían no caber por la cantidad de sentimientos que explotaban entorno a ambos.

El Secreto de los DragonesWhere stories live. Discover now