Parte 23.50

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II

—Lacus— cantó decepcionada Chess mientras echaba su cuerpo sobre la mesa de centro en la sala, como tratando alcanzar al chico de moradas hebras a través de esta —He venido desde Venecia para estar contigo y tu solo me ignoras—

—Yo no te pedí que lo hicieras— bufó el chico cruzando los brazos —No deberías hacer todo lo que te pide la abuela, baka—

—Pero...— Pausó reincorporándose y llevando la vista a sus manos —ella dijo que estarías feliz de verme—

—No es como si no lo estuviera, pero justo ahora tengo cosas importantes que hacer—

—Déjalo Chess— intervino después de un rato el rubio, que se había mantenido al margen desde que la chica llegó a casa hacia un par de minutos. —Ha estado con esa actitud desde que Rene salió de casa—

Belle era una chica un tanto infantil y engreída, sin embargo era consciente de lo importante que era el azabache en la vida de su prometido, y también sabia que contra Rene no podía, mucho menos si Lacus se molestaba por algo referente a este último, suspiró profundamente y luego levantó la cabeza al candelabro de cristal que colgaba sobre ellos resignada, incluso si se molestaba por el poco interés del otro por ella, nada le quitaba la felicidad de poder estar con su prometido.

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No sabía si el cielo estaba estrellado o solo se trataba de la cubierta interna del techo del pub, pero esos puntos blancos tintineantes le sacaban estúpidas risas mientras las apuntaba blandiendo la mano en el aire al momento que sus mejillas se ponían cada vez mas rojas debido al alcohol que hacía rato comenzó a hacer estragos en el. —Hermosas— dijo sin despegar la mirada de ellas.

Rene volvió la vista al techo y entrecerró los ojos tratando de ver lo mismo que el castaño buscando seguirle la corriente y tratando de ignorar su preocupación, entre tanto que sus manos regresaban a la copa que descansaba sobre la barra, pero era inútil, las cosas habían salido de esa manera y no podía hacer más que cuidar del chico incluso sin saber el motivo de su situación, pero teniendo seguro que detrás de la tristeza del ojipistache estaba Lacus, siempre tenía que ser él el culpable de todo, el único presente en la mente de aquel sujeto.

Luego Yoichi bajó el rostro en busca del de su compañero, tambaleante, mareado, asqueado de la ultima botella de Whisky que llegó a su lugar, tratando de concentrarse en los ojos rojos del azabache que no se apartaban de los suyos como dispuesto a escuchar todo lo que tenía que decir, pero el silencio entre los dos se extendió por un largo rato mas mientras la noche entraba aun más profunda y fría.

—Deja de pensar en Lacus— soltó por fin Simm con una pequeña sonrisa que contradecía a sus tristes arqueadas cejas —Mientras estés conmigo no pienses en él— repitió esta vez siendo él quien evitaba la mirada contraria.

Yoichi mantuvo la posición un momento más, era cierto que Lacus era el culpable de su situación, o por lo menos había comenzado a verlo de esa manera después de la tercera botella, y aunque en el fondo sabia que el único responsable era el mismo por no poder superarlo esta vez las cosas iban más por otro lado. Inspiró tragándose con esto los fluidos nasales que se habían acumulado en su nariz y garganta antes de poder contestar.

—Justo ahora pensaba en otra persona—

—En otra persona? genial, te invito a cenar y me traes a este lugar, te pido que compartas este momento conmigo y solo piensas en otra persona, que sigue ¿vas a vomitarme encima?—

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