Cartas a Judy [Nicudy]

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Miré la última carta que le habia escrito a Judy, aquella en donde confesaba que me enamoré de ella, la observé detenidamente hasta que los pasos de alguien acercándose me hicieron reaccionar.

La doble y la metí en el bolsillo de mi pantalón, ahora tenía la mirada sobre la persona que se acercaba, era Hopps.

— ¿Pasa algo, Nick? — preguntó ella, notando que tenía la pata en el bolsillo.

— ¿Algo?, ¿pasar algo cómo qué, Zanahorias? — sonreí de lado, sacando las llaves de la patrulla, entregándoselas. — Será mejor que nos apresuremos, no quiero que el jefe Bogo nos regañe por holgazanear.

— Claro... — no sonó convencida. — ¡Oye!, quería invitarte a casa de mis padres, otra vez — rió.

— ¿Cuál es la razón ahora? — le miré por encima de mi hombro, ella venía caminando detrás de mí. — Seguramente tus hermanos quieren torturarme de nuevo, ¿cierto?

Ambos reímos ante ese comentario.

— No, no, no — logró alcanzarme. —. Es que, quisiera que mis padres se acostumbraran a ti, eres muy importante para mí y quisiera que confiaran más, sobre todo, que su forma de pensar cambie... Quiero que te acepten como alguien de la familia.

— Bien — el corazón me latió con fuerza, pero podía disimularlo lo suficiente. —, tu solo dime cuando y ahí estaré, Zanahorias.

— Ow, ¡gracias, Nick! — bajó las orejas y se lanzó sobre mí, rodeando mi cuerpo con sus brazos, apretándome fuerte.

El corazón se me aceleró mucho más, sabia que ella lo notaría, era una de esas cosas que no se podía evitar.

Le devolví el abrazo, cerrando los ojos con algo de fuerza, esperando a que sus brazos perdieran fuerza para que así me atreviera a soltarla.

— ¿Sabes que te quiero más que cómo un amigo, Nick? — la escuché murmurar.

Mis orejas se levantaron una vez que reaccioné ante aquellas palabras. Pero entonces apareció alguien a interrumpir.

— Awww, que se ven lindos así — chilló él.

— Garraza, n-no es lo que piensas — Judy me soltó, pude notar un sonrojo en su rostro.

— Ay, no. No tienen que fingir, todos sabemos lo que sucede — rió, llevando una dona a su boca. —, todos en el trabajo ya los shippean, chicos.

— ¿Shippean? — levanté una ceja.

— Emparejan — me respondió Judy, con el rostro quedando más rojo. —. Eso no importa ahora, vamos Nick.

(...)

Judy.

No sé por qué te sigo escribiendo cartas cuando no fui capaz de entregarte la última que hice, aunque no parecías extrañada cuando nos despedimos y no te llevaste una contigo.

Bueno, creo que esto se volverá cómo un diario personal sobre mis sentimientos... Pero quiero que algun día puedas leer lo que hago para ti.

Ah, Hopps, quisiera pensar que sientes lo mismo por mí, la forma en como reaccionaste hoy no era la de siempre, incluso estuviste nerviosa durante nuestro turno y, aquello que dijiste, no lo puedo sacar de mi cabeza...

No quiero hacerme ilusiones, Judy.

Con cariño.
-N.W.