Nicholas P. Wilde, aquél zorro que sabía manipular a los demás acaba escribiendo cartas a la oficial Hopps quejándose de aquellos sentimientos que le provocó desde que la encontró por primera vez.
"Querida Judy..."
- ¡Oh, eso no queda conmigo!, ¿Qué...
— Muy bien, zorro — llamó la atención de los dos ahí presentes. —, ya que estás tan desesperado de hablar con alguien, acompañame un rato.
Nick había pensado que finalmente podría hablar con su coneja sin problemas, pero parecía que Jack siempre le seguía para interrumpir.
El más alto dejó salir un gruñido, mientras seguía al conejo y dejaba a Judy en los quehaceres que le habían dejado.
Una vez que se habían alejado lo suficiente, el primero en hablar fue Savage, pero la sonrisa que siempre traía en el rostro había desaparecido.
— ¿Crees que Bogo te dejó venir solamente por tus deseos de ver a Hopps? — habló de forma tan seria que el mismo zorro se perdió en la pregunta.
Nunca se había cuestionado por eso, el por qué Bogo le dejó ir sin pedir más explicaciones.
Sólo le había confesado sus sentimientos por Zanahorias.
Pero su mismo jefe se tomaba todo con seriedad, no iba a permitir que los esfuerzos por proteger a Judy se vean perjudicados por un zorro enamorado, ¿o sí?
¿Era posible que Bogo fuera tocado por las palabras que Wilde había dicho aquel día y por eso lo había dejado ir?
— Sólo te diré, Nicholas Piberius Wilde — el más bajo le jaló de la corbata, para así acercar su rostro al del pelirrojo, mirándole directo a los ojos. —. No es Judy la que está en verdadero peligro, así que será mejor que sigas las reglas hasta que atrapemos a esa tierna oveja.
— P-Pero... — las palabras siguieron acumulándose en su cabeza, siendo un revoltijo de pensamientos.
— Te he dejado sin palabras, ¿no es así? — rió, dejando aparecer de nuevo esa sonrisa. — Será mejor volver a nuestras habitaciones.