30

1.3K 150 64
                                    

«Sé lo que es enamorarse de alguien prohibido.»

El olor a desechos que salía de la alcantarilla provocaba ascos a la nariz del roedor. Eso no le importaba, un simple hedor no le iba a parar de salvar a la persona que quería.

Sus patas se encontraron con un camino de agua que apenas pasaba por encima de los talones. Sus orejas estaban levantadas, atentas a todo sonido sospechoso que pudiera guiarle hasta el zorro.

—¡Hey!

Ni siquiera tuvo tiempo de voltear, un paño le había cubierto la boca, así como alguien le arrastraba hacia uno de los ductos que se paseaban por debajo de la gran ciudad.

«Sé lo que es el dolor cuando la gente juzga tu relación porque no cabe en lo "normal".»

Sus intentos desesperados por zafarse del agarre de quién sea que la había atrapado fueron inútiles, aquel paño que había sido colocado en su rostro contenía una sustancia que le hizo perder la consciencia.

Su cuerpo fue llevado de vuelta a la superficie, gracias a un lobo que había recibido órdenes de su superior.

La carta, junto con el trapo que contenía el olor de Nick, fue recogida antes de que el agua podrida la consumiera por completo. Acercó su nariz lo suficiente para poder sentir los rastros del olor del zorro, para así poder descifrar qué camino seguir.

— No está muy lejos — susurró para si mismo, llevando la carta al bolsillo de su pantalón.

«Ella era hermosa. Sus ojos, sus orejas, su cola. Su personalidad era lo que más me encantaba. Amaba hacerla reír y trabajar a su lado.»

Movió un poco la nariz antes de adentrarse más a donde su olfato le dirigía, sentía un olor diferente. Era algo familiar, sin duda, pero aquello le hacía doler el pecho.

Cómo si le removiera heridas viejas.

Conforme sus pasos se acercaban a ese lugar podía escucharse los lloriqueos de un animal sufriendo, así cómo las risas de otros. Bajó las orejas por un instante, notando como la sombra de alguien se levantaba por sobre su pequeño cuerpo.

— Te esperábamos, Judy — se escuchó reír a quién le golpeó.

Pudo reconocer las gafas de quien le había provocado tal dolor de cabeza.

— Bellwether...

[…]

«Un día, sin previo aviso, toda nuestra felicidad se derrumbó...»

El sonido de algo metálico siendo golpeado fue lo que le despertó. La cabeza le dolía como nunca antes, así como sentía que vomitaría en cualquier momento.

— ¿Creíste que no nos daríamos cuenta de tu trampa? — habló la oveja, provocando que levantara la mirada.

Sus orejas bajaron, no quería que esto sucediera. Quería salvar al zorro para que consiguiera ser feliz.

«Un día, por culpa de alguien que se dejó llevar por la ambición y el poder...»

Los gruñidos y el sonido del metal siendo golpeado nuevamente se hicieron presentes. Su nariz no dejaba de moverse, su pecho se movía al ritmo de su respiración acelerada.

— Sabemos de los policías, coneja tonta — alzó la voz uno de los secuaces.

Poco le importó lo que dijeran, ellos no sabían todo, no sabían lo que ocurría. No sabían del plan que había preparado para esto.

Cartas a Judy [Nicudy]Where stories live. Discover now