MI PROMESA.

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Días largos. Noches frías. En especial esta. Ya una semana más ha transcurrido desde la última vez que se nos ocurrió la magnífica idea de tocar timbres, que la policía nos persiguiera y, por si fuera poco, brincar en un auto las vías del tren, con éste mismo a un metro de distancia. Un plan algo suicida para algunos, bueno, en realidad para todos.

Los días han pasado rápidamente. Yo, de alguna manera no quiero que sea de esa manera. ¿Por qué? porque el tiempo libre que nos dieron en la federación se agota cada vez más veloz. Pronto tendré que regresar a España. Las vacaciones de Renata también casi terminan. Me pesa decirlo, pero así como yo, Reny también deberá marcharse.

Lo que sé con certeza, es que no quiero que este verano termine...

Justo ahora fumo un puro, mientras aguardo por ella y así, como Renata poco a poco va dejando una huella en mí, yo quiero dejar esa gran huella en ella, tampoco espero ser como el tal Emiliano, ese idiota amor de su pasado. Y si Renata conociera de Lucía, dudo que quisiera llegar a ser como lo fue ella. La verdad es que nunca la hemos mencionado. ¿Qué mujer querría saber algo de los amores pasados de su novio? ¿Novio? ¿Novio? ¿Yo dije eso? Es decir, ¿lo somos?... esa pregunta si es mucho más difícil de responder.

Renata sale de su casa, muy bien vestida, guapa, arreglada, con el cabello suelto, sus ojos hermosos y los labios rosados. Como siempre luce: ¡Preciosa!

Doy una última inhalada al puro, tiro lo sobrante y lo piso con la suela de mi zapato.

Camino en su dirección. Ambos nos acercamos uno al otro.

—Esta noche te vez hermosa.

— ¿Está noche?

—Siempre.

Los dos esbozamos amplias sonrisas.

Sube a la moto y ya no intenta tomarse de la parte trasera, ahora me sujeta con fuerza del abdomen y recarga su mejilla en mi espalda.

Giro la llave. Una sonrisa se apodera de mí, en el viaje ya emprendido. Recorremos las calles, con velocidad. Y un susurro en mi oreja, tan delicado y parecido a lo que dicen que es una voz de ángel, me hace temblar:

— ¿A dónde me llevarás esta vez?

Apenas me es posible voltear sobre mi hombro. Sonrío al sentir su nariz rozando mi mejilla.

Regreso la vista al frente pero mi sonrisa continúa intacta.

—Esta noche haremos algo que resulte extraño para algunas personas, pero no para un par de locos como nosotros dos. Haré que esta noche sea inolvidable.

Y así, continúo mi camino entre las transitadas y poco convencionales calles de Celaya. Esquivo a los autos, sintiendo el golpe del viento y el roce de la piel de Renata. Siempre disfrutando del momento, de lo que puede ser, pero más que de ninguna cosa, disfruto de ella. En especial, de los momentos a su lado ya que, ahora se han convertido en algo indispensable para mí, y para mi día a día.

Llegamos al jardín principal. La gente nos pide autógrafos y fotos. Por un momento, que tantos hombres se acerquen a Reny, me provoca una cierta rabia, y ¿para qué negarlo? ¡Celos! Pero sé, que para que una relación funcione con prosperidad y sea duradera, es importante que haya confianza por ambas partes.

La veo sonreír y de pronto, caigo en la cuenta de que se va, en verdad se marcha. El único lado positivo que puedo encontrarle a esto, es que no se va al otro lado del mundo, sólo es a México, a cuatro horas de distancia de aquí. Pero... ¿De España?... ¿Qué pasará cuando me vaya a España? ¿Qué será de nosotros dos? Porque, si hay un nosotros dos, ¿verdad? ¿O acaso, sólo será tú, punto, yo?...

¿TE AMO HASTA EL FINAL?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant