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Me despierto sobresaltada. Tan sólo son las cuatro de la madrugada. Cubro mi cuerpo con un top de algodón y encaje y bajo a la cocina a beber agua. Al escuchar mis pasos John sale de su habitación.

-¿Va todo bien, Mia?- me pregunta medio dormido.

-Si, supongo... no consigo acostumbrarme a la cama y me cuesta conciliar el sueño. Puedes volver a dormir- le sugiero.

John únicamente viste unos calzoncillos tipo bóxer. Sin la americana puedo contemplar a placer sus moldeados brazos. ¿Cómo puede ser tan sexy? ¡Todo él es un bombón y a mí me encanta el chocolate!

-¿Necesitas algo más?- me cuestiona frotándose los ojos. Bajando a la cocina sólo he conseguido desvelarle.

-John, John, John..., te advertí que no me volvieras a preguntar eso si no estabas dispuesto a satisfacer mis necesidades...- le digo a la vez que rodeo la barra de la cocina y me encamino hacia él sin dejar de mirarle a los ojos.

-Mia... vete a la cama...- me ordena antes de que nuestros cuerpos entren en contacto.

Pero yo hago caso omiso de sus advertencias y me sitúo tan cerca de él que puedo sentir su aliento sobre mi coronilla. Acto seguido me pongo de puntillas para acercarme más a su rostro pero ni siquiera así consigo estar a su altura. Su piel irradia calor. Estoy entre sus brazos pero John no me toca.

-Dime... ¿a que cama quieres que vaya, John?...- susurro con sensualidad.

John no retira sus ojos de los míos. Observo cómo se mueve su nuez frente a mi nariz, está tragando saliva. Pero se contiene y su embriagador aroma invade mis fosas nasales dejándome aturdida.

-Mia... se buena... vete a dormir, por favor- dice entre dientes.

John me atrae tanto que no puedo perder la oportunidad de acariciar su piel. Decidida, pongo las manos sobre su pecho. Está tremendamente duro. Dibujo un camino con mis dedos a través de sus brazos. Algunas de sus venas sobresalen rodeando sus bíceps.

-Vaya... que pena... yo que quería ser mala...- aseguro humedeciendo mis labios.

La respiración de John se acelera. Su cuerpo se tensa. Su erección se hace notar contra mi cuerpo... pero no se deja llevar por sus impulsos.

-Vete a dormir, Mia- me ordena. Y así lo hago.

-Buenas noches, John- le deseo despidiéndome de él. Y tras darle un beso en la mejilla me alejo contoneando mis caderas.

Ya dentro de mi cama siento el fuego arder en mi interior. Me gustaría que John estuviese ahora entre mis piernas y necesitándole, me dejo vencer por el sueño.


EL GUARDAESPALDASWhere stories live. Discover now