40

3K 89 54
                                    


Cuando John volvió a casa se encontró con que yo ya dormía. Se acurrucó a mi lado con sumo cuidado. Trataba de no despertarme pero me desvelé al notar su cálida cercanía.

-¿Cómo está Matthew?- le pregunté con los ojos cerrados.

-Está mejor, preciosa...- mintió- ...sigue durmiendo.

Yo acepté su sugerencia de buen grado, ¡me sentía tan cansada!

Por el contrario, John fue incapaz de pegar ojo en toda la noche. Había combatido valientemente en el frente pero ahora iba a cometer el mayor acto de cobardía de toda su vida. Sabía que no sería capaz de decirme a la cara que ya no me quería por lo que había decidido marcharse sin despedirse de mí.

Tenía planeado levantarse a la hora habitual pero, en lugar de irse a trabajar, esperaría fuera de casa a que yo me fuese al restaurante para recoger sus cosas y marcharse. Para desaparecer del mapa se iba a enrolar de nuevo en el ejército. También había pensado en trasladar a Lily y sus hijos a otro lugar para que yo no pudiese localizarles.

John me abrazó durante toda la noche. Dormí plácidamente con mi espalda apoyada en su pecho. Sus brazos rodeaban amorosamente mi cintura. Si él supiese que el fruto de nuestro amor crece en mí vientre...


Ya es por la mañana y soy incapaz de prepararme para ir al trabajo. Estoy mareada y me cuesta mantenerme en pie. ¡Me encuentro fatal!

John se dirige al apartamento que compartimos con la intención de hacer las maletas. Lo último que se espera es encontrarme todavía aquí.

Estoy arrodillada frente a la taza del wáter. No se cuanto rato llevo aquí. Vomito, tengo arcadas y vuelvo a vomitar. ¡Me siento tan débil! Acto seguido escucho cómo se abre la puerta del apartamento. Sólo puede tratarse de John. Aunque desconoce que yo estoy aquí parece que acude en mi rescate.

Cuando pasa por la puerta del baño se sorprende al encontrarme allí.

-¿Mia? ¿Qué haces aquí?- me pregunta alterado.

-Yo...- balbuceo antes de sentir otra arcada.

-¿Por qué no has ido a trabajar? ¿Eres consciente de que vas a perder el empleo?-me cuestiona.

-Es que... no me encuentro bien...- me justifico.

-¡No me lo puedo creer, Mia! ¡Eres una maldita niña consentida y siempre lo serás! Ya no estás con papá, ¿sabes? ¡Esto es la vida real y tenemos facturas que pagar!- me recrimina.

-Yo no puedo...- empiezo, pero John me corta.

-¡Yo si que no puedo, no puedo seguir con esto! ¡Se acabó! ¡Me rindo! ¿Esto es un juego para ti? Te has fugado, te has casado y has vivido una aventura... ¿Es que no te tomas nada en serio?

-¿Que quieres decir con eso, John?- le cuestiono incapaz de levantarme del suelo.

-¡Que no voy a luchar por causas perdidas! ¡Me marcho!- asegura metiendo sus cosas en el petate del ejército.

-¡No puedes marcharte! ¡No puedes dejarme! ¡No puedo vivir sin ti! ¡Me moriré!- exclamo desesperada con lágrimas en los ojos.

-¡Vuelve a tú casa!- grita antes de abandonar la vivienda dando un portazo. El estruendo me deja desolada.

Me quedo rota. Todo lo que teníamos se ha destruido en un instante. Mi vida se ha desmoronado cómo un castillo de naipes. Sin hacer ruido, sin avisar.

-Estoy embarazada- susurro en soledad.


Minutos más tarde, Chuck, el casero del edificio, llama a la puerta.

-¿John?- pregunto abriendo la puerta esperanzada. Tal vez no esté todo perdido. Puede que haya reflexionado y quiera dar marcha atrás.

-Lo siento, preciosa. Soy Chuck. El chico se ha largado a toda prisa. Me ha dicho que puedo alquilar de nuevo el apartamento. No pretendo meterte prisa encanto, pero necesitaría que lo desalojases hoy mismo.

-¿Hoy? ¿Y, a dónde voy a ir?- le cuestiono atónita.

-Bueno, si no tienes a donde ir... podrías pasar la noche en mí casa...- asegura guiñándome un ojo.

-Lo pensaré...- le contesto antes de volver a cerrar la puerta.


Instantes después, con el corazón roto y totalmente perdida, me trago mi orgullo y llamo a la única persona que siempre ha estado a mí lado.

Tras esperar dos tonos atiende mi llamada.

-¿Jack Smith, digame?

-Papá...- le nombro entre sollozos.

-¡Mia! ¡Me alegra que me hayas llamado! ¿Va todo bien, pequeña?

-Papá... quiero volver a casa...- aseguro con un hilo de voz.

-Claro, tesoro. Las puertas de casa siempre estarán abiertas para ti- me contesta.

-Tenías razón sobre John, papá. Parecía que todo iba bien entre nosotros y, de repente, me ha dicho cosas horribles y se ha marchado. ¡Me ha dejado! ¡Me ha abandonado!- exclamo llorando desconsolada.

- Tranquila, pequeña. Todo va a salir bien. Todo volverá a ser cómo antes- asegura.

-Papá, ¡siento que el dolor va a partirme el corazón! ¡Ayúdame! ¡Haz que pare, por favor!- le suplico.

-Voy enseguida, cielo. Cogeré el primer vuelo hacía Austin. Yo nunca te abandonaré- me recalca antes de despedirse.



Tras colgar el teléfono mi padre se comunica con su secretaria mediante una línea interna.

-Anna.

-¿En que puedo ayudarle, señor Smith?- le pregunta ella.

-¿Recuerdas la transferencia pendiente a favor de John Miller?- le cuestiona él.

-Si, señor- afirma su secretaria.

-Pues ya puedes hacerla efectiva- consiente mi padre.

-Ahora mismo, señor- le contesta ella.


                                                                                    FIN


A tod@s los que habéis dedicado vuestro tiempo a leer esta novela, ¡Gracias por leerme! Espero que hayáis disfrutado con ella tanto cómo yo en su proceso de creación. Sin más recordaros que en mi perfil disponéis de otras historias que espero resulten de vuestro agrado.

¡Besos para todos!




EL GUARDAESPALDASWhere stories live. Discover now