Sábado 11

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Cuando llegue a la academia me di cuenta que estaba casi vacía, sólo había alumnos de tailandés, alemán y chino mandarín, y solo hay un grupo de cada uno, puesto que van comenzando esos cursos, subí a mi salón solo para confirmar lo que ya sabía, mi salón estaba vacío, ni siquiera la profesora estaba, camine de regreso a la salida, Mi corazón se aceleró al sentir una mano tomar la mía, cuando volteé a ver a quien me tomo de la mano, mi corazón se tranquilizó al ver a Vicente.

—Tranquila, solo soy yo —dijo sonriendo.

—Desde que terminé con Alan siento miedo y no sé por qué —confesé.

—Quizá solo sea que tienes miedo, pero de perderlo —dijo, me soltó la mano y siguió caminando.

—Vicente —lo llame.

¿De verdad tenía miedo de perderlo? No lo creo, la verdad no, no obstante no puedo negar que me deje llevar y me enamore, pero estaba preparada para que algo así pasara, en todo este tiempo en el que estuvimos juntos nunca tuvimos una pelea en la cual termináramos, pero sabía que esto iba a pasar, por eso no me afecto como debería...

—¿Vas a decirme algo? —pregunto.

—Yo...... yo solo quería... —y así simple me quede sin palabras.

—Ven —dijo, me tomo de la mano y me llevo hasta el elevador, bajamos al primer piso y me llevo a la cafetería, en ningún momento del camino me soltó de la mano, lo hizo hasta que llegamos a la mesa y nos sentamos —. Sé que pude haberte confundido con lo que dije y lo siento, pero ¿sabes algo?, no me gusta pelearme con mi mejor amigo, mejor dicho con mi hermano, desde que nos conocemos y eso es ya unos 10 o más años, la verdad es que ya he perdido la cuenta, nunca nos habíamos peleado por una mujer, no creí que tú fueras a ser la excepción —dijo.

—Vicente, no era mi intención provocar problemas entre ustedes dos, las tontas ideas que tuvo Alan fueron el problema —admití.

—El problema comenzó cuando te guste yo —trate de hablar pero de nuevo se me fueron las palabras —, ¿Cómo lo sé? Alan me lo dijo después de la pelea, me conto todo —dijo.

—¿Qué es todo? —pregunte preocupada.

—Sunny, Alan va muy enserio contigo, por eso no tienes que preocuparte —dijo sonriendo.

—Creo que no es eso, sino que no me gusta su manera de comportarse, me pudiste haber gustado tú pero lo elegí a él, no importa si hablo con mil chavos, la única platica que me alegrara el corazón será la que tenga con él, el motivo de mi sonrisa será él —confesé.

—Por eso terminaste con él —aseguro —. Por ser tan posesivo —concluyo, asentí.

—¿Por qué no vino hoy? —pregunté.

—Su cumpleaños es el lunes y los otros le organizaron una fiesta en Acapulco —dijo, abrí los ojos como platos y mentalmente me di un golpe por haberlo olvido.

—Es verdad, lo había olvidado.

—Regresa el lunes temprano, por si quieres ir a verlo —dijo y asentí.

—Tengo que ir a comprarle un regalo, me voy, nos vemos después —dije, me levante y me fui casi corriendo.

Entre a varias tiendas que estaban por el camino pero no encontraba nada que me gustara para darle, realmente soy mala dando regalos, me fui a tomar la combi puesto que no había encontrado nada adecuado, en el camino vi una tienda de regalos así que decidí bajarme y entrar a verlos, si fuéramos novios la mitad de los osos que están aquí serian perfectos, entre todos esos osos encontré uno muy bonito, un oso café con tenis, pantalón de mezclilla, una playera gris y una chaqueta de mezclilla.

—Hola, ¿te puedo ayudar en algo? —pregunto una joven de no más de 20 de años.

—Sí, quiero comprar ese oso de ahí —dije señalándolo, la chica asintió y lo bajo del estante en el que estaba.

—¿Te lo envuelvo para regaló o así está bien? —preguntó.

—Envuélvalo para regalo por favor —dije, me mostro varias bolsas, pero ninguna me gusto, también me mostro papel de colores, ese que usan para forrar las cajas de regalo y opte por uno color blanco con corazones rojos, metió el oso a una caja y la envolvió. Al llegar a casa escondí el regalo debajo de mi cama, pues mis padres no saben que anduve con Alan, además de que nunca compro regalos tan costosos, en seguida de que termine de guardarlo mi mamá me llamo a comer.

—Que bueno que hoy llegaste temprano —dijo mi mamá.

—Si... hoy no había tráfico y la combi salió mucho más rápido de lo que acostumbra —mentí. Cuando termine de comer me fui a mi cuarto y me puse hacer tarea, eran las 11:00 pm cuando comenzó a darme sueño, así que guarde mis cosas y me acosté a dormir.

En la mañana cuando desperté me sentía mal, me dolía mucho la cabeza por lo cual me quede acostada... llego la tarde y el dolor no se iba y lo que más me preocupaba era que aún no acababa mi tarea, escuche a lo lejos sonar mi teléfono pero lo ignore, no estaba como para escuchar a una persona hablándome al oído. Me levante de la cama sin ganas de hacer nada, pero la tarea no se haría sola. Unas horas después termine, pero la cabeza estaba reventándome, sentía que se me hacía grande, pequeña, grande, pequeña

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