10: Diane

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"Se siente poderosa al ejercer el control, aun cuando destruye todo a su paso"

Despierto de un sueño inquieto, puedo recordar fielmente la última mirada que me dirigió Josh en cuanto ese sujeto desconocido le entregó la tarjeta, me gustaría saber para que servía ese pedazo de papel. Me pregunto dónde estará mi hermano, tal vez me vigile o tal vez esté con la patética de Adelise. En cualquier caso, no me es de importancia, lo que necesito es deshacerme de ese idiota.

Tomo la decisión cuando ya tengo el teléfono en mano y presiono los botones rápidamente.

—¿Hola? —dice una voz preocupada.

—Soy Diane, necesito que tu hijo vuelva a casa —exijo.

—¿Diane? —pregunta incrédula.

—¿Escuchaste lo que dije?

—Sí, cariño. Solo... hace tiempo que no sé nada de ti...

—No fue una llamada de cortesía, mamá, estoy muy ocupada, por favor, pídele a tu hijo que vuelva.

—Ese cabeza dura, ni siquiera le autorice que fuera a buscarlas, ni siquiera sabía que Josh había dado con ustedes, al parecer me escuchó hablar con Adelise y en ese momento salió al aeropuerto.

—Sí, sí, como sea. Haz que vuelva.

—Claro, cariño, por supuesto. Pero cuéntame ¿cómo estás?

—Muy ocupada, adiós mamá.

Cuelgo. La relación con mi madre había sido buena hasta donde recuerdo, pero en el momento en que decidí huir, decidí también cortar todos los lazos con mi pasado y ella era parte de lo que pretendía dejar atrás.

Luego de desayunar, tomo una ducha rápida, mi teléfono suena, descuelgo al momento, mientras trato de vestirme con unos pantalones ceñidos al cuerpo.

—¿Diga?

—Cariño —dice mi madre entusiasmada.

—¿Lo hiciste?

—Sí, sí. Su vuelo sale a las seis de la tarde, le he hecho creer que me encuentro enferma, ya sabes cómo es Josh cuando de ayudar a alguien se trata.

—Patético —murmuro.

—¿Cómo dices?

—Nada, madre.

—Oh, ¿y ahora podemos hablar? Me encantaría saber qué es lo que has hecho, como te ha ido, si has...

—Mamá —la interrumpo—, justo ahora voy de salida, tal vez te llame luego —miento, realizando una nota mental de cambiar mi número telefónico o al menos desconectar la línea un tiempo.

—Oh, bueno, no te demoro más. Me dio mucho gusto que llamaras, Diane. Cuídate hija, te quiero.

—Yo también —susurro y cuelgo.

***

Si tengo un don extra ese es el de poder obtener suficiente información de las personas, incluso Rocket me ha pagado de vez en cuando por espiar a sus enemigos y debo mencionar que soy buena en ello. Solo basta con escucharlas y observarlas cuando creen que el mundo a su alrededor parece más ocupado en otras cosas, es ahí cuando cometen el error.

Eso fue lo que bastó para que el señor Clark cometiera el suyo.

Los observo desde la distancia, la morena que está sentada en su regazo no es ni por asomo su hija o su esposa, pulso un botón de la cámara y el momento queda inmortalizado. Luego de un par de horas se despiden, la joven se va y él se queda en el sitio, probablemente matando más tiempo haciendo más nada que estar en casa con un aburrido matrimonio. Se mueve a la barra del bar, es mi momento, me doy una mirada en el espejo de mano, guardo la cámara, pongo a andar la grabadora y voy hacía él. Me siento en el banco a un lado, pido mi bebida y mientras espero, suspiro y empiezo a jugar con mis uñas para llamar su atención, lo logro con facilidad.

Letargo I: SOPORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora