Capítulo 29 "Mal humor"

248 24 18
                                    

28 de agosto, 10:45.16.11. Al parecer el cumpleaños del señor Jackson era un evento verdaderamente importante, habría una cena en su honor dos días después, y al parecer Michael no estaba demasiado entusiasmado en el tema. Ese podría ser otro punto en común, yo no disfrutaba de mi cumpleaños, pero al parecer el tampoco, o no mostraba tanto entusiasmo como la mayoría de las personas en fechas como esas. 

- ¿En qué piensas ahora? -limpio las comisuras de sus labios. 

-En tu cumpleaños. He escuchado mucho del evento, pero nunca lo presencie. 

- ¿Evento? -arqueo una ceja. 

-Hay una cena en tu nombre, sino es un gran evento entonces no veo el caso de invitar a todas esas personas. 

-Ellos lo planearon, no yo, será un día como cualquiera. 

- ¿No disfrutas de tu cumpleaños? 

-Simplemente es un día como cualquier otro, no veo la razón para festejar nada en realidad.

-Es algo importante para quienes te conocen. Eso dice mi madre siempre. 

-La mayoría sabe dos cosas bastantes simples una -indico con el dedo indice–, escribí tres libros y dos: probablemente soy gay. No quiero pasar mi cumpleaños con desconocidos quienes se creen conocedores de mi vida.

–De acuerdo –decidí guardar silencio al menos hasta romper la tensión.

Sus ojos se paseaban ansiosos por su plato casi vacío. Había estado actuando así luego de la llamada. Al parecer la voz al otro lado del teléfono le hizo perder los estribos. Le había preguntado un par de veces quién había llamado y su única respuesta fue "Nadie importante", eso significaba algo bastante claro al menos para mí, Monique.

Había aprendido algo a lo largo de esos días, ¡Nunca era buena idea preguntar por Monique! Al parecer ese tema no era por nada uno de sus favoritos y entre cada negación de su parte mi curiosidad crecía de manera monumental. Siempre buscaba una forma de evadir mi pregunta sobre su relación con ella. Descubrí algo bastante interesante luego de una buena charla con Cressy, la señora Jackson, se encargaba de enviar a una chica en cada crucero para 'mantenerlo alejado de los problemas', ninguna de esas chicas dormía en el mismo camarote de Michael, eso era una novedad y aún así a él no le sorprendió tanto tenerme durmiendo en la misma cama. Su madre usualmente se preocupaba por su asistencia al crucero, luego de confirmar la participación de ella, Katherine Jackson no estaba al tanto de la historia completa, sin embargo detestaba a la chica morena.

–No sabes cuando anhelo que se termine esto.

No parecía estar animado, su semblante denotaba una horrible molestia, nunca lo había visto así.

– ¿El crucero?

–Sí, ya quiero regresar a casa.

–Michael –tome su mano luego de quitarle la cuchara. Verlo así de intranquilo me preocupaba–, ¿esto es por Monique?

Quito la mano de un movimiento, me vi reflejada su mirada cargada de desden.

–No quiero hablar de eso –sentencio en voz gruesa y amenazante.

Negué un par de veces, quise hacerme a la idea de asumir la culpa por su reacción, pero no, esa no era mi culpa y él no era quien para hablarme de esa manera.

–Bien –quite la silla de mi camino.

– ¿A dónde vas?

–No lo sé.

– ¿No pasaras el día conmigo? –torció el gesto como si esa fuese mi obligación.

–Nos hará bien.

Salí del comedor a pasos torpes, sin mirar atrás, no estaba molesta, me incomodaba saber a esa mujer la causante de sus malos ratos, justo cuando creí a Michael un hombre imperturbable apareció haciendo gala de su recuerdo.
–¡Lisa! –grito Erik al otro lado del pasillo.

Una sonrisa nació en lo profundo de mí, sus ojos color miel se posaron sobre mi sonrisa al punto de hacerme sentir un tanto extraña.

–Hola –salude con un beso en la mejilla.

–Hace tiempo no te veo –exclamo en tono insinuante.

–Sí, estuve paseando por ahí.

Esa era obviamente una excusa absurda, con un mensaje bastante claro.

– ¿Qué haces?

–Estaba por ir a mi camarote en busca de mi traje de baño, me apetece entrar a la piscina, el día parece perfecto.

–El sol está en su punto –asintió–. ¿Iras sola?

–Sí.
–Woo. Es extraño no verte con tu jefe.

Era extraño no estar con él, yo no era la persona indicada para soportar su mal humor, la distancia era lo correcto.

–No nací pegada a él.

–Bueno él parecer pensar lo contrario –señalo a mis espaldas.

Mire sobre mi hombro, sí, él se encontraba ahí con un hombro pegado a pared, los píes cruzados y ambas manos en los bolsillos, sus profundos ojos marrones estaban puestos en mí. Dio zancadas tranquilas hasta nuestro encuentro.

–Erik.

–Señor Jackson.

–Necesito hablar con Lisa por unos minutos, ¿nos permites?
–Te veo en la piscina, Lisa –me acarició la barbilla con cariño.

–Claro –le sonreí.

Entro al comedor, abandonando nuestras conversación al hombre de cabello rizado.

–Me abandonas a la primera oportunidad –suspiro.

– ¿Abandonarte? No, quiero pasar un buen día lejos de tu mal humor.

Aspiro de golpe, me tomo del brazo en un arrebato obligándome a seguirlo hasta el camarote numero 12, nuestro camarote, forzó mi entrada.

Hice caso omiso de su presencia, fui hasta los cajones lista a disfrazarme con un buen bikini. Se sentó en el borde de la cama.

– ¿En serio te iras?

–No, me quedaré en el barco, la costa aún esta lejos para nadar hasta ella.

El sarcasmo se sintió bien.

–Estoy hablando en serio.

–Yo también, si quieres venir estas cordialmente invitado, por favor deja esa cara de pocos amigos aquí.

Continúe buscando entre la ropa encontrando el par de prendas.

– ¿Cara de pocos amigos?

–Has estado molesto desde esa llamada, no pretendo verte así, no me agrada verte así y eso no significa que sea la responsable de hacerte sentir mejor luego de tu rabieta.

–Claro, perdona –se dejo caer de espaldas sobre la cama sin dejar a un lado ese tono.

–Si no quieres hablar sobre esto entonces amargarte tu solo.

Tome una toalla antes de atravesar la puerta. Deseaba volver, sentarme a su lado e insistir, pero esas no eran mis acciones.

–Si atraviesas esa puerta no me vuelves a ver aquí.

Reí sin tener entender sus palabras.

– ¿Me estas amenazando?

–Es una simple advertencia.

–Eso no funciona conmigo. ¿Vas a compartir la cama con alguien más? ¿Con Monique?

–No lo dudes –escuche los resortes de la cama liberarse del peso.

–Bien por ti.

No voltee la cara, ni siquiera me lamente de ver escuchar el portazo luego de mi salida.

Soñando Al Mismo TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora