Hay que vivir...

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hay que vivir sin hogar, siendo este el mundo, como mucho; depositar el corazón en manos desconocidas, porque la amabilidad se esconde en héroes anónimos; correr cuando desapareces porque no te has perdido, es que has estado siempre lejos; viajar sin destino y acabar en el centro de la nada; hay que gritar en medio de tanta seriedad y observar como el grito se rompe; hay que quemar los poemas y olvidar el verso; hay que buscar la felicidad en los días anaranjados; hay que buscar la felicidad hasta en el mínimo retazo de amarillo; hay que dar vueltas creyendo que avanzamos, y acabar encontrando algo mejor en círculos; olvidar el dolor y llorar de la risa mientras todos ellos penan por sus cuentas y sus números; hay que cortar la rutina y desangrarla; romper los relojes hasta que los cristales se junten solos y hagan arte; hay que pintar todo lo blanco explotando los colores; hay que quemarse y hay que tropezar; hay que saltar y hay que alzar las alas a tiempo; hay que coger cariño al error, y equivocarse; hay que seguir las cuatro reglas de la reina de Coney Island: vivir rápido, morir joven, ser salvaje y divertirse; hay que dejar de pensar y de amar perdidamente, de darle tanta atención a dos cosas tan sobrevaloradas; hay que escribir mal y en minúsculas los mejores versos; y en cursiva la lista de la compra; hay que dar vueltas hasta que nuestra cabeza nos pida que paremos, y entonces, dar diez más; ¿qué son los límites? son nuestros hijos; contentad a dios, cambiad sus versos y que cante:
"ya veo que he creado poetas en abundancia
y mucha poesía"
hay que vivir sin contarlo
pero sintiendo.

Textos e historiasWhere stories live. Discover now