Intentáis rescatar un amor que ardió. Pero solo quedan cenizas que se escapan entre vuestras manos cuando las juntáis intentando demostrar al mundo vuestro amor, aunque este sea ya solo un recuerdo.
Os abrazáis cuando veis las lágrimas del otro pero seguís tan separados como siempre.
Os perdéis en el intento de salvar lo que ya ha muerto ahogado.
Es triste, sí. Ver cómo las llamas de un romance joven se evaporaron con el tiempo, cómo vuestro amor se fue apagando y cómo llegasteis al rencor sin ningún daño directo, tan solo el cambio que ocurrió lenta e invisiblemente.
Es triste ver cómo vuestra eternidad se hizo tan amena y cómo seguís enamorados del recuerdo de alguien.
No llamáis mucho la atención, vais por la calle manteniendo una conversación trivial y agarrados de la mano. Nadie repara en vosotros, mas que esa niña extraña que se entristece con la imagen, pensando cómo dos personas tan lejanas pueden tenerse tan cerca pero en su caso es inverso.
Ella empieza a pensar que el amor es una imposición para muchos, como si no pudieses morir sin haberte enamorado de alguien o no serías nadie en la vida mas que un ser frío y sin sentimientos.
Ella piensa que es triste cómo se ha hecho de un sentimiento tan maravilloso algo tan artificial.
Y de repente se cruza con esas dos chicas, para las que también inventa historia, y olvida todo lo que ha pasado por su pequeña cabeza.
