3. Exilio de una diosa

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Kurd se encontraba atada de pies y manos, completamente inmovilizada, ademas de que había comenzado a sentir un fuerte dolor en la parte posterior de la cabeza.  


Se encontraba en una habitación que nunca antes había visto por lo que se sintió alarmada, "definitivamente no me encuentro en palacio", pensó la joven diosa.


-ah... veo que haz despertado. Espero que se sienta cómoda su majestad, no nos gustaría arruinar su estadía en tan bello lugar- poco a poco se hicieron presentes todas las criaturas que habían estado anteriormente en su hogar, pero en definitiva eran muchas más de las que había podido ver hace algunas horas- tu padre nos debe bastante joven Kurd-


Kurd no lograba entender nada


-hmmm... veo que no entiendes- dijo la criatura- tu padre, el rey y dios supremo de todo este lugar, nos desterró, juzgó y enjuició de forma injusta- 


-tienes que estar bromeando- dijo la joven burlándose- todos ustedes fueron desterrados por hacer cosas horribles. Robar, amenazar de muerte e incluso asesinar. Ustedes se lo merecían, son peores que ratas, esperando a que un ser esté débil para quitarle todo lo que tiene- 


La criatura sonrió con rabia y pena

-¿eso te dijo tu padre?- Kurd se paralizó- que nos habían desterrado por esos horribles pecados... ¿eso te dijo?- 


La joven diosa tenía miedo de lo que podrían decir, tenía miedo de la verdad que jamás le habían mostrado, tenía miedo de saber la causa de todo lo que estaba sucediendo. 


-pobre diosa, toda tu vida fue una cruel mentira- Kurd giró su rostro hacia otro lugar, sentía una horrible vergüenza y un peso en el pecho- joven diosa, tú más que nadie debería saber que en este lugar no existen los destierros porque todo ser que comete un pecado deja de existir-


-¡CÁLLATE!- gritó desesperada la diosa- por favor cállate-


-tú padre desterró y asesinó a nuestras familias por cientos de años porque no eramos criaturas puras de sangre, porque significábamos un peligro para su reinado-


La joven tiritaba


"¿Mi padre? El que me llevaba a dormir cada día cuando fui una niña. El que me contaba historias de la paz y armonía que existía en en el reino. El que estaba orgulloso de que no existieran guerras. Esa persona tan importante para mí, asesinó y alejó de sus familias a seres que nunca fueron un daño para nadie, sino para su propio egoísmo" 


Kurd volteó a ver a la criatura y le dijo con su más grande pesar


"Lo siento"


No sabía que más podía decir. El daño ya estaba hecho y no había nada que pudiese cambiarlo. 


Todas las criaturas bajaron la cabeza


Un ángel para el demonio. (EDITANDO)Where stories live. Discover now