Capítulo 5

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Viernes.

En la universidad todos los años se lleva a cabo una fiesta de iniciación que es organizada por los alumnos de último año de cada carrera donde se les da la bienvenida a los nuevos.

La fiesta era una verdadera locura al punto de que al llegar la medianoche se volvía un desastre total.
Estas fiestas son algo particulares. Comienzan al atardecer cuando el sol comienza a desaparecer; luego justo a la medianoche se propone un juego para enloquecer un poco el ambiente y al amanecer... Bueno, no sabemos que pasa exactamente. En ese entonces ya todos están ebrios y no recuerdan nada, o ya están dormidos.

Por lo que oí este año las facultades se unieron para hacer una sola bienvenida. Eso sólo significa una cosa; un lugar repleto de personas ebrias o en poca ropa.

— ¿Estás lista? Llegaremos tarde —dice Allison, apareciendo por la puerta de mi habitación.

Mi amiga luce su bronceado caribeño en un vestido blanco, entallado a su menudo cuerpo, con su largo cabello castaño liso y completa el atuendo con unos zapatos de alto tacón color beige.

— ¿Olvidas que los de anteúltimo año debemos llegar una hora antes de la medianoche? Aún estamos a tiempo, tranquila —respondo, retocando mi labial rojo.

Guiño un ojo a mi imagen en el espejo. Me observo una vez más en el espejo de cuerpo entero que tengo en la sala de mi departamento.

No llevo nada muy extravagante, un vestido negro entallado al cuerpo de espalda descubierta con sutiles brillos que deslumbran con la luz, unos tacones negros y mi cabello rubio liso con ondulaciones en las puntas.

Desenfadado y normal. A veces, menos es más.

— Si el ballet te da esas piernas y ese trasero, juro que me tendrás todos los días en tus clases —halaga Ally.

Suelto una carcajada y subo a su auto.

Enciendo la radio y subo el volumen cuando suena Damn mummy.

— Te vi cruzando palabras con Maxwell —dice bajando el volumen.

Ruedo los ojos y vuelvo a subir el volumen. Allison me da una mala mirada y apaga la radio, impidiendo que vuelva a ignorarla.

— Sí, así fue —cuando amago para volver a encender, ella da un golpe a mi mano.

— Cuenta —exige y vuelve la vista al camino.

Suspiro.

— Solo me saludó, eso es todo —Ally me da una mala mirada, exigiendo que continúe—. Le devolví el saludo, ¿de acuerdo? Pero fui algo borde.

— ¿Y luego? —insiste.

— Desde ese día no ha dejado de querer comenzar una pelea conmigo -—confieso. Ally frunce el ceño, confundida.

—Y tú siempre probablemente lo esquivas, ¿es así? —adivina.

— Eso trato pero de alguna forma siempre logra su propósito —respondo, frustrada.

— ¿Cuál es su propósito, según tú?

— No lo sé, ¿molestarme? —niego con la cabeza, confundida.

— ¿Algún motivo para querer molestarte? —Ally está aún más confundida que yo.

— Ni yo lo sé —murmuro con la mirada perdida en la carretera.

Allison suspira y da por finalizada la conversación volviendo a poner música.

Al llegar a la estancia donde se hace la fiesta se puede observar la cantidad de autos y personas bajando de estos. Me sorprendo poco al ver que ya están algo alcoholizados, ya tiene horas que la fiesta comenzó. El estacionamiento se encuentra frente a una gran casa, lo que no es muy difícil para estas personas llegar al destino. La casa es algo lujosa y es extraño ver que está repleto de universitarios gritones. ¿Quién estaría de acuerdo en exponer su hogar para esto?

Hipotéticamente Enamorada | YA EN FÍSICO POR EDITORIAL NARANJA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora