2: Bruja maldita

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-Fran por favor, podémos dejar las preguntas para después que estoy agotada- Samthy se sentó al lado mío. Ambas nos sentabamos juntas siempre adelante. Cuando ella se había ido con su padre por unos meses, me sentaba sola ya que Franchesca se sentaba con Brandon.

-Atención alumnos- oh oh la profesora de historia -saquen sus libros y busquen la página 132- apenas entraba al aula y ya nos daba tarea. Que fastidio.

-La odio- murmuré a los chicos, mientras la profesora copiaba algo en el pizarrón. Creo que algo sobre la guerra mundial.

No odio la materia, amo historia; odio a la profesora.

-Y yo a usted señorita Krapp, dirijasé a la oficina del director por favor- rayos, me ha escuchado. Dicho eso se puso de nuevo a copiar con una sonrisa malévola.

Salí del salón y comencé a caminar hacia la oficina del director. De nuevo castigada. Y de nuevo me mandaba con el director esa profesora.
Tampoco era tan problemática, ¿O si?.
Lo único que le había hecho a la señora Scarpelli alias bruja, fue ponerle chicles usados en su silla, esconderle su cartera, sin querer echarle pintura fresca en la cabeza -fue un día que estabamos pintando la escuela- y preguntarle cuando dictaba a cada rato qué era lo que había dicho. ¡Y me faltan más bromas!.
Igual sabía que el director no era malvado como la bruja de la profesora. Sabía que no me iba a castigar, nunca lo hace y menos si es por un problema menor como éste.

Golpeé la puerta de la oficina y el director dijo que pasara.
Cuando entré, éste estaba jugando con autitos de juguete, si, lo que acabo de decir.
La pintura de las paredes era color beige, había un gran escritorio y tres sillas, una detrás de este y dos adelante. Habían cuadros de autos, se ve que le gustaban las carreras. Habían dos ventanas con cortinas rojas. Y un mueble grande lleno de libros y papeles.
El ambiente era cálido, seguro por la calefacción.
El director era muy alto, tenía el cabello demasiado corto, casi era calvo. Su piel era morena. Llevaba una camisa a cuadros, típico de él. Un pantalón de vestir negro y zapatos del mísmo color.

-Usted de nuevo señorita Krapp- dejó de jugar con los autitos y me miró fijo -¿y ahora, qué hizo?.

-Pues yo es-estaba senta-tada y- respiré hondo -director el caso es que yo dije que la odiaba y ella me escuchó y no me dio tiempo a explicarle que no se lo dije a ella y directamente me mandó aquí, es que en serio me odia, siempre me castiga a mi- ya me parezco a Fran.. en realidad si odio a la profesora, pero si decía lo contrario, talvés mi castigo sea menor.

-Entiendo- se estiró hacia atrás en su silla y cerró los ojos por un momento para luego abrirlos -odiar a la profesora o a la materia no es un problema señorita Krapp, el problema, es que ella la escuchó. ¿Siempre la tiene que mandar esa profesora? Creo que la odia- al fin alguien que piensa igual que yo. En serio, no sé qué le había hecho a esa mujer para que me odie tanto. Bueno si sabía, pero fueron bromas pequeñas. -creo que debe volver al salón y pedirle disculpas- ¡no!. ¡Jamás!. ¡Jamás de los jamases voy a pedirle disculpas a esa bruja!.

-No, o sea, a lo que me refiero es que no puedo hacer eso, la clase se burlará de mi- me estaba poniendo nerviosa, no quería pedir disculpas y punto.

-Haber si me explico mejor, si usted no se disculpa, tendré que castigarla de verdad. ¿Entiende?.

Usshh.. aunque castigarme no está tan mal. Creo que prefiero el castigo, no creo que sea la gran cosa.

-Y... ¿cuál sería mi castigo?- la intriga me mataba.

-Tendrá que ayudar a los alumnos de primer año a adaptarse a la escuela y ayudarlos con sus tareas- esperen, ¿qué dijo?, ¿yo? ¡Ni loca!. Primer año es un infierno, por ende, los alumnos son los diablos. A parte estoy en sexto año, no me acuerdo nada de primero.

"Aprendiendo A Vivir"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora