¿Quién se enamoró primero?

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Sentada en la sala de espera, con los nervios casi a punto de colapsar, su pie derecho lo subía y bajaba como si estuviera presionando un pedal invisible con bastante desesperación. A punto de morderse las uñas cuando la secretaria del ejecutivo, amablemente se plantó frente a ella para avisarle que podía pasar.

Se secó las manos sudorosas sobre su falda color negro y luego se acomodó la blusa. Tomó una gran bocanada de aire, antes de atreverse a abrir, miró a la amable joven que le sonrió dulcemente. Una sonrisa muy linda.

Entró. Un despacho grande y lujoso, donde colores como el negro y gris estaban bastante presente, denotando elegancia e imponencia al instante. Habló quedito, con la voz temblorosa a punto de cortársele en cualquier momento. Sólo veía el respaldo de la gran silla de piel.

La silla giró para dejar ver al que estaba sentado en ella. No habló, señaló una silla que estaba frente al escritorio.

Torpe y todavía dándose un pequeño tropezón, se sentó.

—La escucho, señorita Yamamura —habló la mujer, de cabellera rubia, sagaces ojos color miel y labios rojos.

La aludida volvió a tragar una gran cantidad de saliva. No había tenido nada interesante que mostrar durante los últimos dos años y su carrera ya iba en decadencia, así que ésa sería, en concreto su última oportunidad para mantener su trabajo.

Se acomodó un mechón de cabello castaño tras la oreja y luego sus gafas que por el sudor se le resbalaron hasta la punta de la nariz. Carraspeó un poco para darle fuerza a su voz y no parecer desafinada y nerviosa.

—Bien, lo que le vengo a sugerir es una entrevista a dos personas que... —empezó a exponer.

Al principio algo titubeante y repitiéndose en la cabeza que aquello tal vez no era tan buena idea como lo había pensado. Poco a poco empezó a proyectarla mejor y se percató de la atención de la ejecutiva cuando ésta notaba interés y colocó sus codos sobre el escritorio de cristal para que así con sus manos sostuviera su mentón. Sus azules ojos no se despegaban de ella y aquello le gustaba.

—A mí también me gustó mucho ésa historia, y por supuesto que sería interesante entrevistarlos —dijo la rubia que se recargó sobre su sillón, al tiempo que entrecruzaba sus dedos frente a la altura de su barbilla—. Apuesto que muchos también estarán interesados en saber lo que realmente pasaba en sus cabezas en aquellos tiempos.

—¿D-de verdad? —Las gafas volvieron a resbalarse, dejando ver más la sorpresa en sus ojos.

—Sí, hable con mi secretaria para ver lo de sus viáticos y el boleto a Nerima en cuanto antes, espero que mínimo ya los haya localizado y hayan aceptado ser entrevistados, porque sí no es así, me temo que tendríamos que posponerlo hasta que ellos estén dispuestos a hablar —la ejecutiva se puso seria y eso intimidó a la castaña.

—Eh, no, no hay problema, ya tengo un contacto, me garantizó que ellos estarán dispuestos a ser entrevistados, sólo es cuestión de hacer la cita con ellos y listo —sonrió nerviosa, estaba segura que ya se le empezaba a abrir y a cerrar el ojos derecho involuntariamente.

—Siendo así, señorita Yamamura, espero esa entrevista el lunes —contestó la rubia, dibujando una leve sonrisa.

—Sí, sí, el lunes a primera hora y le traeré la entrevista —se estaba poniendo de pie, igual de forma torpe, se tropezó de nuevo con la silla, lastimándose el pie, pero aguantándose las ganas de gritar.

—Espere —interrumpió la rubia.

—¿Sí? —tenía una lagrimilla de dolor recorriendo su mejilla, trataba de sonreír.

Colección de One-shots de Ranma 1/2 ¡Finalizado!Where stories live. Discover now