8. -Historias.

2.1K 228 27
                                    

Suspiré cuando mi padre se levantó del sofá y se sentó en el que yo estaba, a mi lado izquierdo. Apoyó el brazo derecho en el respaldo del asiento, le imité con mi brazo contrario y quedamos cara a cara.

—Empieza tú. —Le dije primero mientras él bebía de su lata.

—Te voy a contar absolutamente todo desde el principio. —Me avisó.

—Es lo que quiero así que te escucho. —Asintió.

—Conocí a tu madre con dieciséis, ella tenía quince. Íbamos al mismo instituto, teníamos los mismos amigos, pero no nos podíamos ni ver. Nos odiábamos. Tu tía, su hermana, nos llevó a una cita a ciegas. No queríamos estar ahí, pero por algún motivo nos quedamos, nos conocimos un poco y nos gustamos, se podría decir. Un año más tarde, la dejé embarazada. Se suponía que se tomaba la pastilla anticonceptiva. Ya sabes el resto, te tuvimos y fuimos "felices". —Hizo las comillas con una mano.

—¿Por qué las comillas? —Suspiró.

—Nos obligaron a casarnos. Nosotros no queríamos. Me iba a hacer responsable del bebé de igual modo. Me hacía ilusión ser padre aunque sólo tuviera diecisiete, pero tus abuelos, sus padres, eran muy tradicionales y antiguos, así que nos forzaron. Ella tampoco se veía muy contenta con la idea porque no nos queríamos, pero igualmente nos casamos y quedamos en que sería algo abierto. Es decir, podríamos estar con quien quisiéramos siempre que no nos viera nadie conocido por nuestro matrimonio porque nadie sabía que fue un matrimonio forzado. Nos gustábamos, pero no como para tener una relación, menos para casarnos, y ese "gustar" solo fue atracción física al final. —Asentí dándole paso a seguir.

»Pasó el tiempo y yo comencé a sentir cosas por otra persona, cosas muy, muy fuertes que no pensé sentir por esa persona en concreto, así que comenzamos a vernos y nadie sospechaba nada. Nunca lo hicieron. Teníamos unas buenas coartadas para estar juntos siempre que deseáramos, así que jamás hubo problema por ello o porqué preocuparnos. Nadie podría saberlo. —Volví a asentir y él sonrió recordando a esa persona, le llegó de verdad, hasta que se centró en el tema de nuevo.

»Siempre aparentamos ser una familia ejemplar, o lo intentábamos porque éramos muy jóvenes. Cumpliste trece años, tu madre descubrió lo que tanto tiempo llevaba ocultando y me amenazó con decirlo, pero antes de que eso pasara, alguien anónimo me pasó unas fotos de ella con su novio, John. —Dijo.

Ese nombre.

Mi vello se erizó con un horrible escalofrío que recorrió mi espina dorsal cuando miles de recuerdos enterrados en el cementero del olvido volvieron a mi memoria rápidamente, me removí en el sofá y tragué un grueso nudo.

Mi padre se dio cuenta de mi nerviosismo y la palidez de mi cara, pero no preguntó porque sabía que cuando fuera mi turno de hablar le contaría todo sin omitir un solo detalle, así que solo siguió cuando asentí.

—Le enseñé la foto a su padre sin saber que todo me iba a pasar factura a mí. Ella le enseñó las mías con esa persona y fue todo a peor. Todos me culparon a y ella se quedó como la "pobrecita" llevándose lo que más quería, lo que más me importaba; tú. Me puso una orden de alejamiento y no podía acercarme a ti hasta que cumplieras los dieciocho y fueras capaz de decidir por ti misma, pero supongo que eso no te lo dijo nunca. —Acarició mi húmeda mejilla.

»Ocho años atrás te perdí, Kay, y mi vida se perdió también. No quiero volver a perderte, cariño mío. No encontraba nada por lo que vivir, ni siquiera esa persona me daba las ganas, así que le hablé claro, lo entendió y me fui. No podía luchar contra tu madre ni el corrupto abogado de su padre, que manipuló pruebas de mi inocencia para poder ganar la orden y alejarme de ti. —Acabó.

Kay.Where stories live. Discover now