Kay.

9. -Dudas.

Mi padre estaba preparando la cena con Charlie hablando de un partido de baloncesto, pues tenían bastantes cosas en común, casi más de las que yo misma tenía con mi propio padre, pero me gustaba que se llevaran bien.

Entonces, en la pantalla del portátil me salió el nombre de Matt, que era de la cuenta desde la que me solían llamar, y acepté esa videollamada, viéndolos en la pantalla del salón que era más grande que la del propio ordenador. Una televisión de salón normal.

—¡Hola! —Saludé con la mano de forma eufórica ganándome gestos de igual forma.

—Tenemos una sorpresa para... —Habló Josh, pero se vio interrumpido.

—¡Katie! —Una cabellera pelirroja se hizo paso entre ellos cinco gritando mi nombre.

—¡Abby! —Me llevé las manos a la boca aguantando la emoción. No me la esperaba.

—No llores, perra, que me vas a hacer llorar a mí. —Dijo limpiándose una lágrima con mucho cuidado de no arruinarse el maquillaje.

—¿Cómo estás? ¿Y tu madre? —Suspiró.

—Yo bien y ella... Bueno, ella ahí va, poco a poco. La he dejado con mi padre para poder venir a verte cuando Josh me ha llamado. —Asentí un poco confusa.

Josh y Abby? Vale, tuvieron este extraño encuentro sexual, muchos encuentros sexuales en realidad, pero no sabía que tuvieran tan buena amistad.

Ya le preguntaría en otro momento.

—¡¡Te extraño, mejor amiga!! —Exclamó mi mejor amiga sacando el labio inferior como una niña que está a punto de llorar.

—Ohh, ¡yo también! —La imité y empezamos a reír.

A ella ya le había pasado fotos de mi cambio de look y de mis nuevas adquisiciones, tanto del tatuaje prohibido en mi pubis como de los piercings en mi labio inferior y los que me había hecho esta tarde, por ello fue que no me dijo nada.

—Por cierto, enana, ¿dónde estás? —Preguntó Matt desde el fondo.

Era tan alto que tenía que estar en la parte de atrás para no interrumpir la vista de los otros. Frente a la cámara estaba Abby, Mike a un lado de ella y Josh al otro. Nestor e Ian detrás de ellos y detrás de todos estaba Matt.

—Ya es difícil saber dónde estás... —Bromeó Ian y todos reímos.

—Seguimos en Tenerife. —Me encogí de hombros.

—¿"Seguimos"? —Josh, como siempre, empleó ese tono pícaro levantando la ceja, pero lo ignoré, también como siempre.

—Sí... Ahora vuelvo. —Me levanté del sofá y fui hasta la cocina.

—¿Hablando con tus hombres? —Me preguntó Charlie y asentí haciendo un gesto con la mano de que me siguieran.

Aunque en la pantalla de la televisión estuvieran ellos, ellos solo veían lo que enfocaba la cámara del ordenador portátil sobre la baja mesa central, osea ser, el sofá en el que yo estaba y poco más detrás, como el pasillo.

—¡Volví!. —Me senté con Charlie a mi lado, quien saludó con la mano ganándose lo mismo por parte de todos... O casi todos.

Tenía que hablar con Néstor e Ian, pero no encontraba el momento.

—¡Vaya! ¿Quién es ese pedazo de bombón, Katie? ¿Un nuevo amigo español? —Preguntó Abby boquiabierta.

No cambiaba esa forma de ser liberal aun cuando Josh frunció el ceño mirándola y a mí se me había olvidado que ellos no se conocían aún.