Capítulo 6

354 25 1
                                    

Sabía que en algún momento tendría que salir del baño y enfrentar a Sam aunque no tuviera la más mínima gana de hacerlo. Realicé todos los movimientos despacio, como si estuvieran grabados en cámara lenta, así tardaría más. Salí del baño y recorrí los pasillos vacíos, la mayoría de los alumnos ya se habían ido. Fui hasta mi casillero, casi llegando al final, y guardé los libros. Caminé hasta la puerta arrastrando los pies. Mi cabeza daba vueltas, como si estuviera buscando respuestas en algún lugar oculto adentro de mi cerebro. Algo que pudiera conectarse con todo eso, pero no.

-¿Estás bien? - La voz de Sam me causó terror. No sabía que decirle, ni siquiera yo entendía que era lo que había pasado.
-Si, sólo me sentía un poco mal, eso es todo.
-¿Quieres que te lleve? - Un nudo se formó en mi garganta, y sentía como si mi estómago se estuviera retorciendo de los nervios. Era obvio que él no tenía ni idea de lo que había pasado.
-Si.

Quizás era arriesgado, pero era la única oportunidad que tenía para conseguir información. Tenía más miedo que nunca, mis piernas temblaban, y la sensación de defensa que tenía cuando estaba con él seguía en mi. Subí al auto despacio, eso me daba tiempo para pensar como formular alguna pregunta.

-Lamento no poder ayudarte con tu collar. Lo único que puedo decirte es que si te ha elegido tienes que cumplir tu rol. - Sam no sacaba los ojos de la carretera mientras me hablaba.
-¿Cumplir mi rol? ¿Qué significa que debo “cumplir mi rol“?
-Debes establecer la paz. - Me miró unos segundos y volvió a concentrarse en el camino.
-¿Eso significa que las criaturas mágicas existen? - Mi voz sonó desesperada y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sam lo notó porque soltó una pequeña risa y luego me miró.
-Existen muchas más cosas de lo que imaginas.
-¿Qué quieres decir?¿Cómo sabes todo esto? - La desesperación comenzó a apoderarse de mi.
-Todo en el momento indicado.

Ninguno volvió a hablar hasta que llegamos. No voy a decir que no tenía miedo, porque si lo tenía, pero había disminuido. Sam había confirmado lo que había leído, él creía en todo esto. Cuando frenó a unos centímetros de mi casa volví a la tierra.

-Gracias por traerme. - Dije mientras abría la puerta.
-Espera. - Sam tomó mi brazo y eso provocó que me vuelva a sentar. Mi corazón volvió a acelerarse, tenía miedo que las imágenes volvieran otra vez a mi cabeza, pero nada pasó. - Hay algo que debo hacer.
-¿Qué? - Sam tomó mi rostro con ambas manos y apretó sus labios contra los míos. Seguí el beso, podía sentir el aroma de su perfume. Su piel era suave y sentía como su nariz rozaba la mía. Todo era perfecto, hasta que me acordé lo que había visto acerca de Sam. Lo aparté y pude ver como esbozaba una pequeña sonrisa en su rostro. - Debo irme.
-Adiós Lindsay.

En cuanto me alejé del auto cerró la puerta y se fue. No podía creer lo que había hecho. Sentía cosas por Sam, pero no podía negar todo lo que había visto, lo que había sentido, incluso lo que Sam me había dicho antes. ¿Qué estaba sucediendo conmigo?

Cuando entré a casa me encerré en la habitación y me acosté en la cama. La única manera de que mi madre no me obligue a bajar era diciendo que me sentía mal y haciéndome la dormida. Y esa noche funcionó. Tenía miedo de dormirme, pero mis ojos estaban cansados y se cerraban solos. Tuve una pelea conmigo misma para quedarme despierta, pero solo duró media hora. Ya estaba soñando cuando me di cuenta que me había dormido.
El lugar era diferente y lo reconocí fácilmente. El bosque. Aquel bosque donde mi padre nos llevaba a mis hermanas y a mi cuando éramos pequeñas. El bosque donde habían desaparecido esas personas. Allí estaban dos de los chicos de mis sueños anteriores. Su vestimenta me llamó la atención. Estaba rota, como si alguien la hubiera desgarrado, y sus caras y cuerpo estaban sucios con tierra. Un escalofrío corrió por mi cuerpo cuando la idea de que hayan enterrado a alguna de las víctimas cruzó por mi cabeza. La ahuyenté al momento que apareció.
Los seguí durante todo el camino, sabía que ellos no podían verme así que no me preocupé en esconderme o tomar distancia. Uno de ellos, el más alto, se sentó primero. Su rostro parecía cansado, lucía como si no hubiera dormido desde hacía días. El otro le dijo algo, pero no pude escuchar que era, como si estuviera viendo una película y no tuviera sonido. Comencé a desesperarme, quizás en otro momento hubiera preferido no enterarme de su conversación, pero no hoy. Estaba en un rompecabezas y quizás ellos podían ayudarme a completarlo. Pude ver como ambos continuaron su camino observando hacia todos lados, como si buscaran algo.
Una silueta apareció entre medio de los árboles, un chico más grande que ellos, que no había visto antes. Era casi tan alto como ellos, tenía el pelo negro. Estaba mucho más prolijo que los otros, su ropa estaba arreglada y su rostro relucía. No me sorprendió que tampoco lo pueda escuchar, pero intenté acercarme más. Todo se volvió oscuro y me desperté. Eran las tres de la mañana. Hice un intento para volver a dormirme y lo logré, pero no volví a soñar con ellos. No volví a soñar con nada.

El Sol Y La LunaWhere stories live. Discover now