Capítulo 10 | Primera vez en detención

885K 72.7K 141K
                                    

Jamás había estado en detención. La idea de no saber qué era lo que me esperaba hacía que mis tripas se retorcieran dentro de mi estómago como si hubiese bebido un poco de destapa caños o algo por el estilo.

—¿Estás bien? —me preguntó Lisa con una sonrisita en los labios, mirando la expresión que tenía en mi rostro mientras caminábamos juntas por el pasillo principal—. Parece que estás a punto de vomitar.

Tragué saliva, percibiendo un sabor extraño en la boca.

—Estoy bien, es solo que... —dejé escapar un suspiro—. No quiero ir a detención.

Lisa se sacó la piruleta que tenía en la boca y la agitó como si fuera una varita mágica.

—¿Quieres que haga algo malo para que me envíen a detención contigo? Puedo levantarme la falda del uniforme y correr por todos lados mostrando las bragas. Seguro que con eso me dan un pase a mí también.

Me eché a reír solo de imaginarla haciendo algo como aquello.

—¿Te volviste loca? —sacudí la cabeza—. No, por favor, ni se te ocurra hacer algo tan descabellado.

—Entonces anímate, ¿quieres? Me han dicho que ser enviado a detención no es tan malo como parece. Solo estarás sentada en tu pupitre durante casi dos horas sin hacer nada de nada.

Alcé una ceja con interés.

—¿Quién te dijo eso? —le pregunté—. ¿Trevor?

—Sí.

—Vaya...

—¿Por qué haces esa cara? —se quejó.

—No estoy haciendo ninguna cara —me defendí.

—¿Por qué estás sonriendo de esa manera?

—No estoy sonriendo de ninguna manera.

—Sea lo que sea que estés pensando, desde este momento te digo que no...

Casi nos dimos de bruces con Christopher, quien salió repentinamente del salón de Español del primer piso del edificio. Llevaba el cabello castaño peinado hacia atrás y vestía el uniforme gris de tres piezas debajo de su cazadora del equipo de los Halcones Bicentenarios. Se veía demasiado bien, como siempre.

Dios, ¿por qué tenía que ser tan atractivo?

—Mierda, ¿qué cojo...? —comenzó a maldecir, pero cerró la boca cuando vio que se trataba de mí—. Ellie...

—¡Puaj! —exclamó Lisa, tapándose la nariz con una mueca de asco—. De pronto está oliendo muchísimo a perro, ¿no crees, Ellie? ¿Será que hay un perro suelto en el instituto? Deberíamos llamar a la perrera.

Christopher apretó los labios, pero no apartó su mirada de la mía.

—¿Podemos hablar? —me preguntó, ignorando por completo a mi amiga—. A solas.

Por alguna estúpida razón, mi corazón se aceleró. No había hablado con él desde...

—Lo siento, mi amiga no habla idioma perro —soltó Lisa, tirando de mi brazo izquierdo.

—Ah, ¿y tú sí?

—¿Qué estás...?

—Lisa —la llamé, poniendo una mano sobre la suya—. Está bien, puedes irte.

Me miró como si le hubiera dado una bofetada en la cara.

—¿Es en serio? ¿Vas a escuchar lo que este idiota tiene que decir?

Sabía que aquello era una estupidez. Me había prometido a mí misma no volver a hablar con él nunca. Sin embargo, no podía evitar sentir curiosidad por saber qué era lo que tenía que decirme.

Fingiendo Amor  © Nueva Versión +18 (Borrador)Where stories live. Discover now