Capítulo 56 | No puedes huir y tampoco esconderte

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¿Cuánto tiempo más piensas quedarte ahí? —Esa voz... ¿era la mía? Pero ¿cómo es que...?—. Venga, levántate. No tenemos todo el día —insistió, apurándome—. Tenemos que encontrar la manera de salir de aquí.

De pie a un lado de la cama, la otra Ellie miraba con una expresión de reproche.

—Es inútil —suspiré, y me arrebujé aún más entre las sábanas—. Desaparece, estoy cansada.

¿Tan rápido te has dado por vencida? —No dije nada—. ¿Qué hay de Lexie?

—Silencio, necesito dormir.

Ella también está aquí, en algún lado. Debemos hacer algo.

—¿Por qué?

Tú sabes muy bien por qué.

Resoplé y asomé la cabeza fuera de las sábanas.

—Tengo las manos destrozadas de todas las veces que he intentado abrir la puerta —le recordé—. He revisado el suelo, el techo y las paredes cientos de veces, pero no hay nada. Nada. ¿Qué más quieres que haga?

Aún hay algo que no has intentado.

—Sí, claro, no me digas.

Confía en mí, tengo un plan.

—¿Qué clase de...?

¿Con quién diablos estás hablando? —exclamó la voz de alguien real, Zoella—. No es la primera vez que te escucho hablando sola, pero sigue siendo muy extraño. Es realmente divertido ver cómo es que poco a poco vas perdiendo la cabeza.

Me incorporé y miré directamente la cámara.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí encerrada? —le pregunté.

Hoy se cumple un mes.

Se me entumecieron todos los músculos del cuerpo.

—¿Qué está pasando allá afuera? —quise saber—. ¿Aún... hay gente... buscándonos?

¿Quieres oír la verdad?

Tragué saliva con dificultad antes de asentir con la cabeza.

La investigación aún está abierta, de modo que la policía sigue buscándolas, aunque ya no con la misma intensidad de antes —explicó con infinita calma—. Hace unos días encontraron varios mensajes en la computadora de tu amiga en donde ambas se ponen de acuerdo para tomar un avión juntas a cualquier parte fuera de los Estados Unidos. Y eso no es todo. Resulta que también encontraron una carta escrita por ti en la que te despides de Hunter y le pides que no te busque.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

—Espera, ¿dices que encontraron una carta escrita por mí? —repetí, incrédula.

Así es. Una carta escrita con tu puño y letra.

—Pero eso es imposible, yo no...

Michael lo hizo posible —dijo—. Manipuló los mensajes y también escribió la carta. Es un genio.

—Hunter conoce mi letra.

Créeme, si hubieras visto esa carta, incluso tú habrías pensado que fuiste tú quien la escribió.

El corazón empezó a latirme cada vez con más fuerza.

—La carta... ¿qué decía exactamente?

Zoella suspiró.

Fingiendo Amor  © Nueva Versión +18 (Borrador)Where stories live. Discover now