Capítulo 36º

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La fiesta previa a la boda, algo así como una despedida de solteros conjunta con toda la familia y los amigos estaba siendo... una verdadera locura. Tanto así que Thomas se vio obligado a salir a la terraza, donde podía huir de la estruendosa música, las luces apocalípticas y un Lee muy, pero que muy borracho que bailaba con Kaya sobre la barra. Ajá. Locos, eso eran sus amigos, pero estaban felices. Les gustaba verlos felices.

- ¿Thomas Brodie-Sangster?

Aquella voz rasposa sonó detrás suya e hizo que se le erizaran todos los pelos del cuerpo mientras un sonrojo, que gracias a todo la oscuridad disimulaba bastante bien, se instalaba en sus mejillas. Se dio la vuelta intentando no parecer muy desesperado, pero duda que le haya salido bien.

- No has cambiado nada - el apuesto actor británico lo observaba con las manos dentro de los bolsillos.

- Me lo dicen bastante a menudo.

- ¿Si? No me imagino por qué - alza las cejas, incrédulo.

Pero entonces David Tenant suelta una carcajada y lo abraza con tanta fuerza que lo eleva del suelo.

- Ah, pequeño Timothy, nunca pensé que viviría para estar presente en este momento - le revuelve el pelo con cariño.

- ¿Qué insinúas, Doctor? - le da un leve golpe en el brazo con lo hace reír aún más.

- Llevaba años esperando ser invitado a tu boda con aquella señorita - se encoge levemente de hombros.- Por cierto, la vi al llegar. Sigue igual de bonita.

- Claro que sí, Isabella es única en el mundo.

- ¿Y te gusta el chico con el que está ahora? 

Ambos se apoyan sobre el alféizar del balcón, Thomas con la mirada perdida en las múltiples luces de la ciudad y Tenant con los ojos clavados en el rubio.

- Solo debe ser capaz de hacerla feliz, mientras lo haga me daría igual que fuera un alíen.

- Muy bien dicho, chico.

Thomas suspira, satisfecho.

- ¿Te sorprendió? - le pregunta de repente al mayor.

- ¿El qué? 

- Estoy seguro de que no te enteraste cuando Dylan te mandó la invitación.

- No, la verdad es que salisteis en todos los telediarios, programas y en todas las revistas del corazón, creo que incluso en algún que otro periódico - sonríe.- Pero no, no me sorprendió demasiado.

Thomas lo miró extrañado.

- Tom, hablamos como mínimo una vez al mes por email - le recordó, encogiéndose de hombros.- No es que antes hablaras demasiado de tu prometida, pero hubo un momento en el que Dylan aparecía incluso más que la saga de películas en la que estáis trabajando juntos - las mejillas del rubio se colorearon de nuevo.- Sí llegué a pensar que estaba equivocado, que eran cosas mías..., pero después veía las entrevistas, vuestras apariciones en público... hasta que finalmente el tiempo me dio la razón.

- Y... ¿te gusta?

- Se supone que debería conformarme con que pueda hacerte feliz, ¿verdad? Como tú con Isabella, pero soy mayor y eso no es suficiente para mí, te tengo demasiado aprecio como para desear que solo te haga feliz.

- No te entiendo - admitió.

- Siempre pensé que la persona con la que finalmente te casaras debía ser capaz de entregarte el universo entero si tú lo querías. Y, bueno, Dylan lo ha hecho.

Aquello desconcertó por completo a Thomas, que parpadeó varias veces esperando que Tenant se explicara mejor.

- Yo nunca he pedido el universo.

- ¿Seguro que no? Porque estoy yo aquí - abrió los brazos, señalándose.

Y Thomas estalló en carcajadas.

- Dios, Tenant, eres demasiado para este mundo.

- Así que ya sabes... si lo necesitas usaremos la TARDIS y volveremos atrás, muy atrás, lo suficiente como para que nunca lo conozcas - sonrió, melancólico. Thomas conocía muy bien aquellas sonrisas tan propias de su personaje de ficción favorito.

- Te lo agradezco, Doctor, pero creo que sería incapaz de vivir sin él.

El hombre suavizó su expresión.

- ¿Incluso aunque no lo conocieras?

Thomas asiente.

- Sé que viviría vacío y perdido durante toda mi vida - se da la vuelta, dejando detrás las luces de la ciudad de Londres y concentrándose en la fiesta, buscando a su prometido y futuro marido.- Yo nací para estar con él - sonrió ampliamente cuando por fin lo localizó, Dylan estaba dando vueltas, quizás buscándolo.

- Espero que sea recíproco.

- El tiempo lo dirá, hasta el momento no es que haya sido un camino de rosas... y seguimos aquí - alzó la mano para indicarle a Dylan su posición cuando finalmente miró hacia el balcón.

El moreno se abrió paso hasta el balcón a base de codazos, pero fue empujado brutalmente por dos hermosas señoritas que también los habían localizado.

- ¡THOMAS! ¿ES ÉL?

Kaya y Rosa estaban muy, muy, muy... borrachas. El rubio sonrió nervioso cuando las vio actuar con timidez una vez que lo hubieron reconocido. Después de todo, y estaba muy seguro de ello, hasta un ciego podría distinguir a David Tenant entre la multitud.

- Por fin te encuentro, te estaba buscando para avisarte, pero veo que él te vio primero - Dylan llega hasta el rubio masajeando el lateral dañado por las chicas.

Esa es la primera vez que Tenant los ve juntos en persona. Llevaba un tiempo preguntándose cómo sería, pero la sensación es realmente abrumadora, impactante. Dylan tiene un aura grande, especial que cuando está cerca de Thomas se vuelve muy, muy brillante y se extiende hasta el rubio. Marcándolo sin que ninguno de los dos lo sepa, solo visible para quienes realmente sepan cómo ver. Y Tenant sonríe porque el mismo aura que envuelve a Dylan se encuentra contenido en los enormes ojos de Thomas, atrapándolo todo.

Continuará...

Entre líneas #DylmasNewtmasAwardsWhere stories live. Discover now