10|La Fiesta de Promoción

32.4K 2.2K 237
                                    

Atención lectores, la canción que les he dejado allá arriba no la reproduzcan aún, más adelante, cuando estén leyendo el capítulo, sabrán cuando oírla. Tranquilos :)

.-.-.-.-.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Noah se aclaró la garganta, cuando se dio cuenta de que se había quedado callado por bastante tiempo ya.

―Luces hermosa ―susurró, en voz tan baja que, por un instante, creí haberlo imaginado hablar.

Sonreí, a pesar de eso. Mis mejillas probablemente estaban sonrojándose, pero no me fastidiaba realmente, porque el rubor que Celaena me había aplicado probablemente hacía un buen trabajo ocultándolo.

Noah creía que me veía hermosa. Y eso era lo único que me interesaba.

―Gracias ―logré decir.

Y él estaba absolutamente guapo. Demasiado guapo. Sabía que todos los hombres lucían mucho más guapos de lo que eran en terno. Pero Noah, ya siendo guapo, estaba impresionante con el suyo. Tenía puesta una camisa negra, por debajo de su sastre.

Y su corbata era Lila. Exactamente del mismo color que me vestido.

Diablos. Él realmente pensaba en todo.

―Tengo dos sorpresas ―anunció, luciendo nervioso de pronto, se miró los zapatos y recién entonces me percaté de que traía una caja en la mano―. Primero ―comenzó, acercándose a mí, abrió la pequeña cajita y dentro había una flor, de hecho, una orquídea, de esas que duraban apenas unas horas, pero que costaban una fortuna.

Me llevé ambas manos a la boca, sorprendida. No me esperaba aquel gesto. Es decir. Era algo que, hacia la pareja para la chica, pero no había creído que Noah lo considerara de aquella manera, como si fuera mi pareja de promoción. Claramente, había estado equivocada.

―No debiste ―logré susurrar, alzando los ojos hacia él, pero Noah estaba mirando la flor con una pequeña sonrisa en su rostro.

―Si ―me aseguró―. Tienes que vivir la experiencia completa ―me recordó. Observé como él la sacaba de la cajita, mi corazón comenzando a acelerarse en mi pecho, ante la expectativa―. Como eres diferente, no es una de esas flores que te pones en la muñeca o en el vestido. De hecho, logré que le agregaran un pasador para el cabello ―comentó, su sonrisa creciendo mucho más.

Adorablemente, Mia [PUBLICADA EN AMAZON]Where stories live. Discover now